Después de pasar horas en la cama, se levantaron. Se habían duchado rápidamente, y si bien no era la primera vez que se bañaban juntos, si era la primera vez que lo hacían en su casa.
Pedro no tenía ni una remera para cambiarse, así que había tenido que recurrir a un pantalón pijama de ella que le quedaba grande, mientras ponían a lavar la ropa con la que había ido.
Era enorme, y estaba lleno de conejitos.
Paula apenas había podido contener las carcajadas cuando lo vió. El se miró en el espejo y sonrió.
—No me vas a creer, pero no es lo más ridículo que me puse.
—Ey! Mis conejitos no son ridículos.
Rieron.
Desayunaron juntos mientras charlaban de sus familias.
Pedro le contó que ahora que sus padres finalmente se habían separado, su padre había vuelto a vivir con sus parientes a Argentina. Su madre se había quedado en Londres. El padre de Pedro, era una persona alegre, que siempre le había gustado rodearse de amigos, en cambio su ex esposa, era un poco más fría, y poco afectuosa. El matrimonio se había acabado hacía años, pero por cuestiones económicas, habían tenido que convivir juntos más tiempo del que hubieran querido. Pedro no tenía
hermanos, era hijo único. Y de alguna manera, el mimado de su mamá.
Pedro los amaba, y extrañaba cuando pasaba mucho tiempo lejos de ellos.
Eso la hizo sonreír. Ella era muy unida a su familia, y ese tipo de valores le importaban mucho.
Ella le contó como era su vida en Córdoba. Como era su familia, y las cosas que mas extrañaba también.
Le contó de su hermano, Nico, que era como una parte de ella. Y cuando estaba esperando que terminara la escuela así podía mudarse a Buenos Aires.
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Después se pusieron a hablar de los trabajos que Paula había hecho esa semana, y lo mucho que estaba aprendiendo de fotografía. Aunque después de haber visto las fotos que ella tomaba, dudaba que se pudiera mejorar aun más. Era muy buena.
Y entonces ella recordó.
—Ey! Nunca vimos las fotos que me sacaste ayer. — le dijo animada.
—Nos distraemos fácil. — le dijo él agarrándola por la cintura acercándola para darle un beso.
Ella se rió y tomándole una mano volvieron a la habitación en donde conectó la tarjeta de memoria de la cámara.
Pedro se sorprendió por lo que vió. Estaba tan natural.
Cerraba los ojos, totalmente conmovida por la canción que sonaba, y sus rasgos se veían suaves, y relajados
A Paula le gustaron las fotos. El había sabido retratarla en un momento de vulnerabilidad.
El, miraba la pantalla, encantado por la chica rubia que había en ella. Era más hermosa que una modelo. En una de las fotos, se le formaba una arruguita entre las cejas, mientras con la boca decía algo. Estaría cantando la canción, tal vez.
Parecía concentrada, y encerrada en su propia burbuja. No le importaba posar para la foto, ni salir desde su mejor ángulo. Se le secó la boca. Ella no era consciente de su belleza.
—Voy a querer que me pases todas las fotos, eh? — le dijo relajado, tratando de disimular como Paula lo cautivaba.
—Para que las querés? — dijo ella riendo.
—Uno, porque soy el fotógrafo, son mi obra… dos, porque me va a hacer acordar a lo que pasó después de la foto y tres, porque sos…preciosa.
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Otra vez empezaba a sentir el nudo en la garganta, así que tuvo que separarse de él y alivianar el ambiente.
—Querés que te enseñe a editarlas?
—Me encantaría Barbie
Paula se fue hasta el equipo de música y lo prendió mientras acercaba otra silla a la computadora para que se sentara él. Editó la primera foto para que le sirva de ejemplo, y después le cambio de lugar para que el se sentara en la computadora y pudiera probar.
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Se dio vuelta para mirarla, pero ella estaba concentradísima tarareando la canción que sonaba. Era una radio que estaba pasando éxitos de los 80.
Y ahora sonaba Missing you, de John Waite. Un clásico, pero viejísimo tema. Le hizo gracia que se supiera la letra. Cuántos años tenía esa chica?
Siguió mirándola disimuladamente.
Había empezado a hacer la percusión del tema sobre el escritorio, y seguía cantando en voz baja.
No pudo seguir conteniéndose y se rió. Ella lo miró sonriendo y en lugar de sentirse avergonzada o tímida, empezó a cantar más fuerte y bailar como lo hacía la gente en esa época.
Pedro la miraba riéndose, y había dejado de trabajar en las fotos. Ahora estaba cantando con ella.
Se paró y se la llevó con él, y mientras bailaban seguían cantando entre risas, exagerando el estribillo, se acercaban más al otro cuando decían “Missing you” haciendo los coros.
El la hacía dar vueltas, y la inclinaba para seguir cantándole.
Ella había agarrado su celular, que ahora le servía de micrófono. Lo que hizo que Pedro por poco se partiera de la risa.
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Para cuando terminó la canción los dos estaban agotados, y doblados de tanto reír.
El se acercó y la besó. Ella todavía agitada por tanto reír, le devolvió el beso, sujetándolo por el cuello.
Que fácil le resultaba enamorarse de él. Se sentía cómoda, y feliz a su lado.
No hubiera cambiado nada de ese momento. Ese instante perfecto.
Terminaron de editar las fotos, y quedaron perfectas, Pedro se las pasó al celular.
Luego, tomó la cámara y le puso el timer y agarró a Paula de la mano para que se tomaran una foto juntos.
El estaba sentado en la silla del escritorio, y ella sentada en su falda sonriendo mientras él le besaba el hombro y la abrazaba.
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Esa era una de las razones por las que no se alejaba. Le gustaba Paula, le atraía, la deseaba, pero también disfrutaba de su compañía cuando no estaban en la cama. Y eso, era nuevo para él. Era nuevo, porque nunca había conocido una chica como ella.
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Habían almorzado y merendado en su pieza, mientras ella, seguía contándole como se usaban las funciones de la cámara, y probándolas se habían sacado varias entre ellos.
Algunas posadas, y otras robadas, que eran las mas graciosas.
Cuando empezó a anochecer, Pedro dijo que se tenía que ir.
Sabía que ella tenía clases al otro día muy temprano. Y no quería molestarla más. Después de todo, lo había soportado mucho tiempo ya, le dijo.
Habían sacado la ropa del secador, y se había cambiado rápidamente.
Se despidieron con un beso largo, y suave, que de a poco se fue convirtiendo en algo más.
Sus respiraciones se empezaron a acelerar. Pedro metió sus manos por debajo de la remera de Paula, acariciándole la cintura, para luego subir por la espalda. Ella, que se había cambiado a medias, no llevaba corpiño, y la caricia la hizo estremecer y remover de placer.
Sin dudar, llevó las manos de Pedro hacia delante para que acariciara sus pechos, mientras se mordía los labios.
Pedro cerró la puerta que habían dejado media abierta cuando él supuestamente se iba, y la llevó en brazos hasta la habitación donde pasaron otra noche juntos.
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Su estómago se llenaba de mariposas una y mil veces.
Habían tenido otra noche como la anterior, llena de deseo y sensualidad.
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Cuando Paula se despertó, era aun muy temprano para empezar a prepararse para ir a clases. Pero pensó que no le vendría mal una ducha para empezar el día. Miró a Pedro.
Se habían quedado dormidos abrazados, como siempre lo hacían.
Le dió un beso suave en los labios sin despertarlo, y se levantó.
Hizo la menor cantidad de ruido posible, mientras buscaba su ropa, se bañaba y tomaba su desayuno. Antes de ponerse el bolso escribió una nota para Pedro que todavía dormía.
No te quise despertar, me levanto demasiado temprano. Te dejé el desayuno en la mesa, y hay café en la cafetera.
La pasé muy bien anoche. Más que eso…la pasé genial. (Gracias?…jaja)
Besos. Muchos.
P.
El resto de la mañana, se la pasó en una nube rosa en donde todo le parecía bueno y bonito. No se puede decir que hubiera prestado tanta atención tampoco, pero lo poco que escuchaba de sus clases, le recordaba a Pedro.
Pensó en su rostro cuando se levantaba, con cara de dormido. Habría leído su carta. Su sonrisa.
Podía imaginárselo en su casa, en donde ella pasaba todos los días, probablemente usando su ducha también.
Se sorprendía sonriendo de la nada, o tarareando alguna de las canciones que había escuchado con él.
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Confundido se había sentado, atento a escucharla en el baño o en la cocina. Pero no se oía nada.
Cuando se destapó se encontró con un papelito. Una nota que ella le había dejado. Ella tenía clases, así que ya se había ido. Se alegró de tener el café preparado, porque la panza le hacía ruidos de hambre.
Le sonrió al papelito por un rato: “La pasé muy bien anoche. Más que eso…la pasé genial…”, había leído. Era quedarse corto, pensó. Hacía mucho tiempo que no pasaba una noche así. Un fin de semana así, de hecho.
Desayunó mientras veía en la cámara, las fotos que se habían sacado. Usando su computadora, rápidamente hizo una copia para llevárselas. Cuando estaba por apagarla, vió que había dejado su Facebook abierto.
Aunque sabía que no correspondía, y era una falta de educación, la tentación fue muy grande.
Pero él, no quería ver sus mensajes, ni nada privado, solamente quería seguir viendo sus fotos.
Hacía un rato que se había ido, pero él ya tenía ganas de volver a verla.
El no sabía su cuenta para agregarla, y pensó, tampoco es que se la hubiera pedido. De hecho tampoco le pidió nunca su teléfono. Tuvo que recurrir a Coty, una modelo compañera, que sabía, era amiga de Paula
Apenas entró, en su perfil había más de 20 notificaciones.
No les prestó atención, no quería meter demasiado la nariz.
Pero algo hizo TIC en un costadito. Alguien le estaba hablando.
El, queriendo cerrar la sesión del chat, abrió la ventanita de la conversación.
David Becerra: Hola hermosa, cómo estas?
David Becerra: El fin de semana que viene viajo a Buenos Aires otra vez. Te aviso así nos vemos, querés?
David Becerra: Así te doy todos los besos que me quedé con ganas de darte el otro día.
David Becerra: Todavía me acuerdo de tus besos el sábado y de cómo me… (y no pudo leer más)
Pedro abrió los ojos como platos y cerró la notebook sin poder seguir leyendo. Algo se le revolvió en el estómago y le hizo sentir nauseas.
Paula estaba teniendo una relación con su ex. Pero eso era exactamente lo que él quería, o no? Ella estaba haciendo su vida.
Pero, y…si volvía con él? Si volvía a estar de novia?
Enamorada de él como ya lo estuvo? O seguía estando…
El le había dicho que se abriría.
La iba a dejar de ver. Se lo había prometido.
Su gesto se contrajo.
Borró esas ideas de su cabeza, y después de ordenar lo del desayuno, y hacer la cama, se fue.
Le escribió una nota, y se la dejó en la mesa:
Barbie: Tengo trabajo, así que me fui temprano. Gracias por el desayuno,… y gracias por lo de anoche, hermosa.
Te puedo asegurar que yo la pasé mejor.
Besos. En todos lados. ;)
P.
****
Después de eso se puso a hacer todo lo que podía de la facultad, para dejarse su fin de semana libre. Quería pasarlo con él. Aunque no sabía si él tenía planes, o si iba a querer.
Por las dudas, se dijo.
A la noche, se sentó en la computadora para volver a ver las fotos que se había sacado con Pedro.
Necesitaba verlo, ya lo extrañaba.
La ventana de Facebook estaba abierta, y tenía un par de mensajes privados de David. Wow. Se había reído con ganas de las cosas que escribía. Cuando quería, se ponía por demás descriptivo
.
Rápidamente le contestó que, si este finde podía, se veían, pero aun no sabía si tenía que trabajar.
Claramente su primera opción, era Pedro.
Si no, podía invitar a David a alguna fiesta o a un boliche, y pasar una buena noche de amigos. Por el momento, no tenía ganas de otra cosa.
Cuando llegó el miércoles, ella todavía no tenía noticias de Pedro.
Fue a trabajar, y tuvo que soportar a su jefe de muy mal humor. Aparentemente, las fotos que se habían editado en la productora, no eran las que se estaba buscando. Y estaba bajo mucha presión.
Paula, no se animó a decir que ella había editado otras. Era una novata. Seguramente tampoco gustaban o lo tomaba como un atrevimiento.
Aun así, ayudó a Eduardo a arreglar algunas que la productora había rechazado.
Cuando se hicieron las 9 de la noche y se estaban por ir, Pedro apareció, con gente de la marca.
Apenas la vió, le sonrió. Ella, le devolvió la sonrisa, aunque un poco menos entusiasta. Estaba cansada, y se le notaba en el rostro.
Se fueron a hablar al primer piso, en donde estaban todavía arreglando algunas fotos editadas.
Unos de los técnicos que trabajaba en la productora, Martin, se acercó y le dijo.
—Si no aceptan ninguna foto, estamos al horno con papas.
—Pero que van a hacer? No pueden hacer otra sesión con otra productora…el tiempo que pierden…
—Si, pero es más que eso. El modelito de la producción, no es un modelito cualquiera.
Paula se hizo la boba, y escuchó.
—No? Por que lo decís?
—Es modelo, porque le encanta modelar. Pero en realidad es uno de los socios capitalistas de su agencia…y por lo que tengo entendido, es accionista de muchas marcas. La de jeans, por ejemplo.
Ella se sorprendió. El no le había contado. Pero tenía sentido. Su departamento, era demasiado lujoso, hasta para un modelo famoso. Y por como lo trataban… Todo le cerraba.
En ese momento bajaron hasta donde estaban charlando ellos, y Martin, siguió con lo que estaba haciendo dejando a Paula parada sin saber que hacer.
Apenas bajaron la vieron, y Eduardo, casi trotando se acercó a ella.
—Me dijeron que habías editado algunas fotos que no vi…que por ahí podían servir para la campaña…
Paula se puso colorada y como si hubiera sido un acto reflejo, miró hacia donde estaba Pedro. Este, le sonrió y guiñó un ojo.
—Si, edité algunas… pero te parece? Por ahí no es lo que buscan… —dijo dudando.
—Paula, lo que sea, pero por favor sálvame en esta…mostrame tus fotos.
—Ok, las tengo en el pen drive. Las veamos en la compu de acá abajo.
Eduardo les hizo seña a los demás para que se acercaran a la computadora del fondo en donde Paula estaba preparando los archivos.
Las fotos fueron pasando, y para sorpresa de ella, les encantaron. Eduardo estaba que daba saltos.
Diciendo que ella era su mejor asistente. Que le había enseñado y en muy poco tiempo había aprendido tanto…
A Paula le sonó como si él quisiera quitarle el éxito, pero se dijo que era justo. Después de todo, ella no tenía ninguna experiencia. Y él era su jefe, y estaba en problemas. Así que solo sonrió y aceptó las felicitaciones de todos.
Se reunieron nuevamente en el piso de arriba ultimando detalles de la publicación y a la media hora salieron.
Eduardo la tomó del hombro, en un gesto para su gusto, demasiado confianzudo y le dijo:
—Me salvaste hoy, bonita. Te debo una. Vamos a cenar, querés?
—Hoy no puedo. — dijo ella sin tener tiempo de elaborar una excusa mejor.
—No? Tenés planes?
—Claro que tiene. — le dijo Pedro, que se había parado a su lado.
—Podemos ir los tres si quieren. — dijo Eduardo.
—No gracias. Otra vez, si querés. Pero hoy no. Ya teníamos planes. — dijo él mirando a Paula de manera sugestiva.
Paula se había puesto roja y sentía como se le quemaba el cuello y el pecho. Esa mirada, tan llena de insinuaciones, tan llena de promesas. Se le secó la boca.
—Bueno, entonces otro día chicos, nos vemos. — dijo Eduardo, que ahora parecía apurado por desaparecer.
Ella se quedó al lado de Pedro, hasta que su jefe estuvo lo suficientemente lejos para poder oír.
—Gracias.
—Algún día no voy a estar cerca, Paula…este tipo no me gusta ni un poco. — le dijo Pedro apretando levemente la mandíbula.
—Si. Tarde o temprano, voy a tener que decirle que no y arriesgarme a quedarme en la calle.
—Mmm…antes se va a la calle él, Barbie… no te angusties. Te vine a buscar porque tenemos planes de verdad.
—Ah si? — dijo riendo.
—Si. Vamos a ir a comer.