jueves, 5 de noviembre de 2015

CAPITULO 3





Uno era alto y morocho, el otro rubio, rapado con una mini crestita y el último tenía el pelo castaño y ojos azules.


Los tres eran hermosos. Seguro eran modelos que trabajaban con las chicas.


El tercer chico era sin dudas el más popular. Apenas había entrado y ya tenía dos chicas colgando de los brazos. Estas lo miraban como si nunca hubieran visto a un hombre. Le susurraban cosas a los oídos y este sonreía tranquilo, pero no parecía para nada afectado.


Si dos chicas como Mica y Coty se le hubiesen acercado a cualquiera de los hombres del lugar, estos hubieran estado desesperados por ganar su atención. Pero el chico castaño, no.


Pau pensó que se podía deber a dos posibilidades. O el chico estaba tan acostumbrado a esta reacción en las mujeres que ya no le importaba que se tratara de dos modelos preciosas. Porque seguramente lo acosarían chicas aún más impresionantes.


O, y la otra le sonaba más posible, después de conocer a todos los amigos varones de sus nuevas amigas, este chico no estaba para nada interesado en las mujeres.


En ese momento el chico dirigió la mirada hacia ella.


Esta, hizo lo que siempre hacía cuando alguien la miraba, lo que le salía mecánicamente, le sonrió.


El chico, levantó un poco las cejas y le devolvió la sonrisa. 


Una sonrisa blanca y llena de dientes perfectos. Era modelo.


Paula tuvo que mirar hacia otro lado, porque la intensidad de esos ojos azules la estaban incomodando.


Marcos, volvió de la barra, con otra botella de champagne, hielos y dos copas limpias.


—Son tus amigos? — le preguntó señalando el grupo de modelos.


—No. No los conozco, pero creo que mis amigas si los conocen. Son todos modelos, así que seguramente sean compañeros de trabajo.


—Modelos? Me imaginaba. Vos sos modelo también?


Paula lo miró esperando que dijera que era una broma. 


Como no lo hizo, esta rompió a reír a carcajadas. Marcos la miraba sonriente y sorprendido sin entender porque se reía Pau.


—No, no soy modelo. Pero gracias, supongo. Parecías tan sincero preguntándome.


—Te lo preguntaba en serio.


Ella no era una belleza, pero era delgada y alta gracias a los zapatos que tenía puestos. Además, sus amigas la habían maquillado y llevaba el pelo de una Barbie. Tal vez, la luz del lugar hasta le jugaba a su favor. Se sintió más segura de si misma y tomó a Marcos de la mano.


Caminaron unos pasos hasta donde estaban todos bailando y se les unieron.


Si había algo que le gustaba a Pau, era bailar. Se sentía cómoda, porque en Córdoba siempre estaba inscribiéndose en gimnasios donde dictaban clases de diferentes ritmos. 


Había probado todo, jazz, salsa, reggaetón, árabe, hip hop, pop, entre otros.


Y digamos, que también la ayudaba el hecho de que ya estaba emborrachándose, para bailar más desinhibida.


Ahora sonaba Blurred Lines y ella bailaba alrededor de Marcos sonriente. Se lo estaba pasando bárbaro.


Él la agarraba de la cintura cada vez que podía. Pau se sentía linda.


Sus amigas se acercaron para bailar también, siguiendo a Pau, y sus amigos modelos las acompañaron. Asintiendo con la cabeza mientras las miraban bailar.


El de pelo castaño seguía mirando a Pau y se fue acercando.


De un momento a otro, lo tenía atrás. El cuerpo pegado al suyo…y bailaban.


Marcos no parecía sorprendido, después de todo, era una canción de fiesta, y estaban todos bailando con todos.


Pau tenía adelante a Marcos y atrás al modelo, y bailaban los tres juntos.


Ella captó en un momento como el castaño miraba a Marcos. 


Le clavaba la mirada.


Ahhh…entonces era con él con quien quería bailar. Bueno, lo lamento —pensó. Ella estaba bailando con Marcos primero. 


Pero Marcos, no le prestaba atención.


Solo tenía ojos para Pau.


La canción cambió. Y las chicas rompieron el grupo en el que estaban para venir a hablar con ellos.


Querían ir a una fiesta que hacía uno de los amigos de esos modelos, y era el after del que habían estado hablando antes.


El modelo castaño, asintió y le dijo algo a Marcos al oído. 


Marcos lo miró y se rió. Oh, bueno, capaz era gay también.


Todos se estaban poniendo de acuerdo para ir al after, pero el chico castaño se puso a hablar con los chicos con los que había venido. Se lo veía negar con la cabeza y mirar el reloj.


Se volvió a acercar a donde estaba Pau, y volvió a hablar, pero de nuevo, con Marcos.


Este lo escuchaba, y algo comentaban.


Marcos se acercó y le dijo al oído:
—Vamos a la casa de uno de sus amigos, tenemos que decir que lo conocemos a él, y me dijo donde quedaba el lugar.


—Ah ok. — dijo ella. — Él no viene con nosotros?


—No, él tiene una sesión mañana temprano, o algo así… — dijo Marcos encogiendo los hombros.


Miró confundida al chico que se estaba yendo. Bueno, seguramente le gustaba mas Marcos que ella, así que le dio lo mismo que se fuera.


Ahora se iba a un after con sus amigos, y con Marcos, quien si le prestaba atención.










CAPITULO 2



—Pau!!!!! — Flor, como siempre, aparecía para salvarla de cosas que se iba a arrepentir. — Pau, dale que llegamos tarde a lo de Fabi.


Fabi era el peluquero de Flor. Y hoy tenían turno para completar el cambio de look, para tener como decía Flor, más pinta de porteña.


Corrió a abrir la puerta.


—Hola Flor, como te va? — le dijo.


—Te cuento en el camino, nos esta esperando Fabi. Ya pensaste lo que te dije? — Flor me había recomendado un cambio un poco radical para lo que estaba acostumbrada. 


En cualquier comento lo hubiera rechazado de movida. Pero Flor tenía razón. El cambio tenía que ser total.


—Si, lo pensé y me parece que me voy a teñir. Te hago responsable de lo que me quede la cabeza.


—Vas a quedar hermosa Paulita. Tenés una carita hermosa y esos ojos azules claritos van a quedar muy bonitos con un tono rubio.


—Ay que miedo cuando lo decís así.


Y entre risas se pasó la mañana, encerradas en lo de Fabi.


Las chicas que trabajan con él, les hicieron las manos, los pies y les depilaron las cejas.


Su amigo, les cortó apenas las puntas y se encargó del color.


—Ay que monas quedaron, chicas. Son la rubia y la morocha argentina.


—Eso era justo lo que queríamos. — dijo Flor.


Pau se veía en el espejo, pero no se reconocía. No parecía ella.


Salieron corriendo de ahí, almorzaron algo liviano, porque según Flor, era mejor para medirse la ropa después, no haber comido como chanchos.


Pero claro, Flor tenía que engordar dos veces el peso de Pau, para parecer algo rellenita.


A la tarde, se fueron a comprar bebidas para la noche. Iban a tomar en el boliche, pero antes de eso, estaba la previa.


Pau estaba muy por fuera de su zona de confort. Pero le estaba poniendo toda la voluntad y no había discutido por nada. Ella misma se había sorprendido de lo determinada que estaba.


Después de cenar Flor puso música y sirvió las bebidas. Dos de sus amigas modelos Mica y Coty estaban discutiendo algo sobre una fiesta after que tenían que ir si o sí.


Cuando las 4 estuvieron vestidas, y ya habían brindado por cuanta cosa se les venía en mente, se dispusieron a salir.


Pau y Flor no estaban borrachas, pero sí muy alegres.


Iban riéndose de todo lo que veían. No ayudaba que Mica y Coty seguían tropezando con todo por los tacos de dos metros a los que se habían subido. Ridículo.


Llegaron a un local que tenía dos cuadras de cola. La música electrónica se escuchaba desde lejos.


Era EL lugar.


Y allí iban ellas 3 modelos hermosas y Pau. Que a medida que se acercaba al boliche, se arrepentía de haber ido. Que hacia ella ahí? Debía parecer una cucaracha al lado de sus amigas modelos. El pánico la estaba invadiendo. Se había quedado seria. El efecto del alcohol que había logrado nublarle la mente antes, ahora se estaba yendo.


Que hacia ella ahí? Ella no era atractiva. No estaba a la altura. Ella no salía con chicos, ella estaba enamorada de uno que no la quería. Uno que se le estaba riendo en su cara. Uno que reconoció más de una vez que estaba con ella por comodidad, hasta que encontrara una persona que realmente le gustara.


Ni sus amigos la habían elegido, nunca. Ella no era suficiente…para estar ahí.


Flor, que había llegado a conocerla mucho en el corto tiempo que habían pasado juntas, se dio cuenta del estado de ánimo de Pau.


La agarró fuerte del brazo y le dijo:
—Eu. Ya no sos la de antes. Ahora sos Pau, la rubia bombona que salió de lo de Fabi hecha un minón. Olvidáte de esa gente flaquita. Dejálos lejos.


—Gracias Florcita. — le dijo pasándole el brazo por los hombros a su amiga.


Entraron al boliche sin hacer fila, por supuesto. Y lo primero que hicieron, guiadas por Mica y Coty fue ir a la barra y comprar unas bebidas.


La música le gustaba y estaba lleno de gente linda. No podía creer estar ahí.


Se puso de novia muy chica, y se había perdido la parte de salir con amigas a boliches.


No fue a Bariloche, por todo lo que paso con su ex, tampoco. 


Así que todo era nuevo para ella.


Estaba debutando, y nada menos que en la noche porteña.


Apenas llegaron a la barra, se les acercó un grupo de 4 chicos a hablar.


Ella era lo suficientemente inteligente, para darse cuenta de que no se acercaban a hablar por ella precisamente, pero bueno. Eran 4.


Parte del plan de Flor, consistía en conseguir que Pau estuviera con alguien que no conociera. Un rose de una noche y nada más.


Según ella, necesitaba sacarse a David del cuerpo.


Lo que no le conto Pau, es que fue el único chico con el que estuvo…en su vida.


Ella era grande, sabia como cuidarse. Necesitaba volver a salir con gente. Necesitaba sacarse el clavo de David.


Con otro clavo, o con lo que sea, pero se lo iba a sacar.


Los chicos las invitaron al VIP. Ahí había sillones y la música sonaba un poco más suave, así que se podía charlar.


Uno de ellos, Marcos, se quedó a su lado. Parece que él fue el sorteado para cargar con la minita fea.


Bueno, capaz, como premio no tendría que manejar esta noche y algún otro amigo, que estuviera con las modelos, podía dejarlo tomar todo lo que quisiera. Casi le daba pena.


—Querés que compremos un champagne? — preguntó


—Ehm, me da lo mismo. — pero después pensó que ella tenía el mismo derecho de tomar todo lo que quisiera. — Si, compra uno.


—Dale, ya vuelvo.


Al rato volvió con un balde que tenía una botella entre hielos y dos copas.


Miró rápido a sus amigas. Mica y Coty se habían puesto a bailar con dos de los chicos y Flor, como buena amiga, miraba desde cerca por si necesitaba algo. Se sentó a hablar algo con un chico, bien cerca de Pau.


—Sos de acá?


—No, soy de Córdoba. Estoy acá para estudiar.


—Uhhh que copado. Conozco Córdoba, es muy linda. Seguro te gusta el Fernet y el cuarteto, no?


— porteños, pensó sonriendo.
—No. En realidad el Fernet si. El cuarteto no, no me gusta.


—Ah mirá. Che y que estudias?


—Voy a empezar fotografía.


—No me digas! Que buena onda.


—Vos que haces?


—Yo juego al fútbol. Estoy en Newells ahora. Hace poco me compraron.


No sabía que responder a eso. No tenía idea de fútbol.


En ese momento se escucharon unos grititos agudos provenientes de Mica y Coty que saltaban histéricas abrazando a un grupo de chicos que acababan de entrar al VIP.









CAPITULO 1




Llevaba mirando la alarma esperando para que sonara. 


Desde hacía meses, tenía la sensación de que tarde o temprano se iba a despertar de una tremenda pesadilla surrealista, que era en realidad su vida.


Pero cuando la alarma sonó, la hizo reaccionar.


No había sido un sueño. El amor de su vida, David, ya no estaba con ella. Después de 4 años de relación ya no estaban juntos.


Él era todo lo que ella conocía. Ni siquiera se conocía a ella, sin él. Era como si se hubiera perdido en el camino de esa relación. Una, muy hermosa y plagada de recuerdos y momentos inolvidables.


Todo se había borrado de un plumazo un día de noviembre.


Después de una de sus muy recurrentes peleas, él, fuera de sus casillas le había confesado que la había engañado.


Esto, para cualquiera ya hubiera sido suficiente para estar destrozada, pero no. Faltaba algo más.


Un condimento especial a la historia, si se quiere.


Él la había engañado con una de sus mejores amigas, Nadia.


En el fondo, cada vez que lo pensaba sabía que ningúno sentía nada por el otro. Más que la calentura del momento, no había nada.


Ella lo había hecho para probarse a sí misma lo capaz que era de seducir el novio de una amiga, y él solamente por ser débil. Algo que lo caracterizaba con frecuencia. Era débil.


Pero lo que más le dolió a Paula, fue que todos sus otros amigos sabían y nadie le había dicho nada.


Y la verdad es que ni ella, en el lugar de ellos, se lo hubiera confesado. David era un asco, era débil, era una mala, malísima persona. Pero ella lo amaba con toda la fuerza de su alma.


Aun sabiendo esta historia, Paula se quiso acercar muchas veces David. Le había dejado mensajes, correos, hasta lo había llamado por teléfono.


Pero no había tenido respuestas.


Por eso, cuando terminó la escuela, Paula no lo dudó. Ya no había nada más para ella en Córdoba. Necesitaba salir de ahí.


Ya había planificado irse a estudiar a Buenos Aires, pero su familia, enterada de lo sucedido, la entendió cuando ella se quiso ir el primero de enero.


Iba a extrañar a su familia. Sus padres eran dos personas jóvenes, divertidas y de mente muy abierta. Siempre la acompañaron en todas sus decisiones, y ahora estaban más que entusiasmados de que ella persiguiera sus sueños de ser fotógrafa.


Su hermano menor, Nico, era su mejor amigo. No recordaba cuanto era el mayor tiempo que habían pasado separados. 


Eso sí que iba a ser una despedida difícil.


Por suerte, por poco tiempo. Él terminaba la secundaria ese año y se iría con ella a Buenos Aires a estudiar. Todavía no sabía qué, pero sabía que se iría con ella.


Pero no todo pintaba tan negativo para Paula.


Hacía un mes que estaba en Buenos Aires y su rutina había cambiado por completo. Había decorado el departamento hasta el más mínimo detalle llenándolo de objetos personales y relacionados con sus pasiones. La fotografía y la música. Se puede decir que había canalizado por ese
lado, y un psicólogo diría que era parte de su recuperación, o estaba en un periodo de negación. Como sea, el departamento le había quedado bastante decente.


Y en medio de ese proceso había conocido a su vecina del lado, Florencia. Era una modelo de 21 años, simpática, sociable y bellísima.


Se conocieron de casualidad, cuando Paula casi le tira abajo la pared del baño, instalando unos estantes colgantes. Se hicieron amigas al instante. Cosa que era rara para Paula. 


Ella tenía muchos problemas para confiar en la gente, y tendía a ser huraña y poco sociable.


Pero Florencia la entendía. Fue un buen oído durante todo el mes, y si bien recién se conocían, las dos hacían casi todo juntas.


Flor, la veía como una persona confiable y tranquila al lado de sus otras amigas modelos, quienes tenían una vida alocada y superficial.


Aunque a ella le gustaba divertirse, sabía controlarse, y eso era una cualidad que iba a la perfección con la personalidad de Pau.


Así que ese sábado, no tenía que preocuparse por planear su día. Flor ya lo había hecho por ella.


Preocupada porque su amiga no estaba teniendo tanta vida social como ella pensaba que era necesario, había pensado en todo. Durante la tarde iban a ir de shopping a comprar la ropa perfecta para salir y a la noche iban a ir al boliche de moda. Flor tenía contactos y amigos que se dedicaban a las relaciones públicas de la mitad de Buenos Aires, así que estaban aseguradas en todas las listas mas exclusivas.


Pau prefería quedarse en casa leyendo, o escuchando música mientras editaba fotos, pero también estaba de acuerdo con Flor. Necesitaba un cambio.


Por algo, había llegado a la capital 2 meses antes de empezar las clases.


Parte de ese cambio, iba a ser su agenda social.


Se levantó y prendió el equipo de música para empezar el día.


Mientras sonaba, iba bailando por el departamento, sacando la ropa sucia, limpiando su cuarto, lavando los platos, barriendo, poniendo la pava para su té.


Mientras desayunaba siempre consultaba las redes sociales en su notebook.


Es lo que la mantenía en contacto con su hermano, así que siempre estaba pendiente.


Se le ocurrió también consultar los precios de las lentes para su cámara y estaban carísimos.


Pensó, que si les pedía a sus padres, estos no dudarían y le pasarían el dinero que le hiciera falta, pero no podía seguir haciendo eso.


Tenía que buscarse un trabajo. Que de paso le sirviera para mantener la mente ocupada en otras cosas que no fuera…


Ya pensaría en eso más adelante.


Y entre una cosa y otra, inevitablemente ahí estaba. 


Chequeando el perfil de David.


Se lo veía sonriente con un vaso en la mano y rodeado de personas en una fiesta. Contuvo la respiración, viendo cuantas chicas le habían puesto me gusta. No entendía porque se hacía esto. Todos los días.


Tuvo que cerrar la tapa de un golpe para no escribirle. Pensó que le hubiera puesto en el mensaje….Hola David, estuve pensando en vos, te ví en esas fotos, se ve que estas muy bien…yo estoy en Buenos Aires, …..no no no.


Parte de irse antes, era para escapar de esas conductas. 


Además nadie de su círculo tenía que saber que ya se había ido. Necesitaba distancia.


Pero un mensajito corto, preguntándole como estaba…


Y en ese momento sonó el timbre.