La canción había cambiado, una de las favoritas de Paula.
Whererver you will go, por Charlene Soraia.
El se paró para estar a su lado. Dejó la cámara en el escritorio.
La tomó en los brazos y empezaron a bailar. Un ritmo lento y sensual que los hacía pegarse más y más.
El, tomó su rostro y la besó, siguiendo el ritmo de la canción.
Ella le respondió con un “mmm” mientras seguía besándole la boca, la mejilla, la mandíbula, el lóbulo de la oreja.
Sin dejar de bailar, él buscó el borde de la remera de ella, y se la sacó sobre la cabeza. Ella le hizo la mismo.
Pedro, llevó sus manos a su espalda y le desprendió el corpiño.
De a poco, volvió a acomodarse entre sus brazos para seguir bailando abrazados, y así sentir el contacto de su piel sobre la suya.
Paula, pensó que la canción tenía razón, ella iría a donde sea que él se fuera. Se llevaría con él su corazón y todo su amor.
Se sentía un poco más fría que él, y suave. Infinitamente suave.
Ante el calor del cuerpo de Pedro, sintió como todo su cuerpo se estremecía. Y empezó a besarle el cuello.
Pedro llevó su cabeza hacia atrás para facilitarle el acceso y se dejó besar, mientras le sacaba el pantalón.
Ella dio un pasito atrás para sacarse los zapatos, sin romper el contacto de su abrazo.
Mas apurado, él, se sacó el pantalón y los zapatos de una patada, mientras ella sonreía. La alzó por la cadera y la llevó a la cama.
La dejó acostada sobre su espalda, y él se colocó encima.
Fue bajando, dejando un camino de besos desde sus labios hasta el pecho, en donde se detuvo para besar cada uno. Ella gemía y se movía, le encantaba lo que le estaba haciendo.
El, siguió bajando hasta el ombligo, y entre besos y caricias con su lengua fue bajándole la ropa interior hasta sacársela del todo.
La canción seguía sonando, mientras él, de a poco iba bajando hasta besarla entre las piernas.
Primero suavemente, haciendo círculos, probando cada centímetro de su piel.
Ella miraba, ohh… la volvía loca, la llevaba al límite. El.
Solamente él. Gimió con fuerza.
Empezó a aumentar la fuerza y la velocidad alternando con mordiscos que la hacían gritar.
Ella había cerrado los ojos, como antes, y arqueando la espalda se dejaba llevar por todo lo que él le hacía. Estaba completamente a su merced.
La agarró fuertemente de las caderas, y le permitió que ella se moviera como lo necesitaba.
Ella, se mordía los labios mientras se movía sin pudor. Tomó el pelo de Pedro y tras un grito se dejó ir.
Pedro, que la miraba no había podido aguantar más y tras ponerse rápido un preservativo, se colocó por arriba de ella y la tomó.
Esta vez fue él, el que cerró los ojos y gimió. Se sentía tan bien adentro de ella. La sensación los dejaba aturdidos.
Abrieron los ojos y sus miradas se encontraron.
Empezaron a moverse despacio, encontrándose después de tanto tiempo. Sus cuerpos se acoplaban con naturalidad.
Cerró los ojos, sintiéndose llena, de amor, de pasión. Era demasiado.
****
Ella se movía debajo de él. Movía sus caderas, y le abrazaba la cadera con las piernas, entre suaves gemidos que lo hacían perder el control.
El no podía contenerse y se movía con fuerza.
****
No aguantaba más, clavó sus dedos en la espalda de Pedro, y cada vez mas abajo, hasta quedar sobre su cola. Lo ajustó con fuerza, haciendo que los dos terminaran entre jadeos y con una intensidad que no se esperaban.
****
Los dos respiraban todavía trabajosamente. Rodaron para quedarse apoyados cada uno sobre su costado, enfrentándose.
El le acarició la mejilla con el dorso de sus dedos. Y ella cerró los ojos.
La canción había cambiado otra vez, Kiss me de Ed Sheeran.
Ella, sin poder evitarlo, se acercó a su boca y lo besó.
Le devolvió el beso, mientras notaba como Paula lo agarraba por el rostro, le acariciaba el cuello, la nuca. Nunca había sentido esa necesidad de contacto físico, después del sexo.
La quería tener cerca.
Era reconfortante. Le besó la boca, las mejillas, la nariz, los ojos, la frente, como si quisiera besarla en cada centímetro.
Como si no pudiera tener suficiente.
****
Entonces se dio cuenta, y comenzó a sacudir su cabeza como negando.
El la miró confundido.
—Esto está muy mal. Muy mal.
—Que cosa? Lo que hicimos?
—No, eso no. Eso estuvo perfecto.
—Que entonces?
—Esto… —le dijo señalándose y señalándolo a él.
Ella se llevó la mano al corazón. El se dio cuenta y cerró los ojos. No quería escuchar lo que ella le estaba por decir.
—Me gustas mucho, Pedro.
—Vos a mi también.
—Pero es más que eso… me asusta como me gustas. A veces me da miedo.
El siendo sincero, ya que ella lo estaba siendo también.
—A mi también me asusta.
—No quiero sufrir
—Es lo último que quiero.
La abrazó con fuerza.
—Es por eso que te pedí ser amigos. Pero no puedo estar lejos, Paula. Necesito esto. No puedo estar lejos tuyo. No aguanto.
—No puedo ser tu amiga.
—Y yo no puedo ser tu amigo.
Se miraron.
—Entonces que vamos a hacer? Dejar de vernos?
—No. — él no podía siquiera pensar en esa alternativa. —Podemos seguir como hasta ahora…y que vos salgas con otras personas también. Yo me voy a abrir, si vos querés salir con alguien en serio.
Te lo prometo.
Paula se quedó helada. Le dolía pensar en separarse de él.
Pero le dolía más que a él le importara tan poco, que pudiera compartirla con otros. Ella se ponía enferma si se imaginaba a Pedro con otras.
****
Se sacrificaría para no herirla. Ella terminaría por encontrar a alguien que pudiera darle todo lo que él no podía, y ella se volvería a enamorar como lo había hecho de David.
****
Se quedaron dormidos en esa posición.
Cuando se despertó, se removió cómoda porque todavía estaba en sus brazos. Se sentía contenida, y calentita con el contacto de su piel. Se dio vuelta y miró el celular.
Tenía algunos mensajes.
“Ey nena, tu amiga Flor estaba como loca buscándote. La dejé tranquila porque te vi salir con el modelito. No te hagas drama. Avisa la próxima!”
Marcos
“Avisame si te vas flaca! Me preocupo! Usá forro. Besito.”
Flor.
Se rió de lo que su amiga le había escrito.
“Tengo muchas ganas de dormir con vos”
David
Ante este último mensaje no se rió. Se quedó mirando la pantalla del celular, pensando una respuesta.
Evidentemente, ella no era buena en esto de los amigos con derechos. Pero iba a tener que aprender, porque aparentemente eso era lo que hacía ahora. Incluso David la alentaba para buscarlo a Pedro, y Pedro la empujaba a salir con otros. Suspiró.
Pedro se había despertado, y tras un “mmm”, se había abrazado más a ella desde atrás dejándole besos en la nuca.
Cuando la vió mirando el celular, como acto reflejo, y sin proponérselo, leyó el mensaje sobre su hombro.
Frunció el seño.
—Estas saliendo con tu ex todavía?
Paula se sorprendió y dejó el celular de nuevo en la mesa de luz.
—No, somos…amigos.
—Amigos con derechos?
Paula no respondió, aunque su silencio fue bastante elocuente.
—Esta todo bien,Pau. Me parece bien. Es más, es mejor. Es lo que quiero que hagas.
Ella lo miró detenidamente a los ojos.
—Es lo que querés que haga? Que esté con otros?
—Si — le dijo convencido.
Se acercó a su boca, y se la besó.
—Que bese a otros. — le dijo mientras seguía besándolo.
—…Si
—Que toque a otros…
Llevó su mano a la entrepierna de Pedro, y comenzó a tocarlo. El cerró por un momento los ojos y soltó el aire mientras sentía como la mano de Pau se movía bajo las sábanas.
—Si… —dijo algo desconcentrado.
Paula, fue besando el cuello de Pedro mientras bajaba, repitiendo lo que había hecho él la noche anterior.
Cuando llegó a su cadera, levantó la mirada, hasta encontrarse con sus ojos, que la miraban ansiosos.
—Que haga esto con otro?
Y entonces lo besó en su parte mas sensible, llevándoselo lentamente a la boca.
****
Ella no paraba, lo hacía suave y profundo mientras sentía como las piernas de él se tensaban y su abdomen se ponía duro. Jugaba con su lengua, volviéndolo loco.
El, empezó a mover la cadera para facilitarle el acceso, y empezó a dejarse llevar por lo mucho que le gustaba lo que Paula le hacía.
Entonces la frenó. No quería acabar, y alzándola la acostó en la cama, quedando él por encima.
El empezó a tocarla y al darse cuenta de que estaba lista, sacó un preservativo del pantalón y otra vez se hundió en ella.
Se movieron rápidamente, con fuerza, soltando gemidos, sus cuerpos chocando de manera rítmica.
Pedro había empezado a perder el control de nuevo, así que la tomó por las caderas, y separándose levemente, salió de ella y la dio vuelta.
Paula quedó boca abajo, mientras él le levantaba levemente las caderas, y la llenó por detrás.
****
Se incorporó de a poco apoyándose en sus antebrazos y rodillas, casi quedando en cuatro patas.
Pedro que ahora estaba casi de rodillas, seguía moviéndose de manera salvaje, mientras le acariciaba la espalda.
Se agarró fuertemente de las caderas de ella y se dejaron ir juntos entre jadeos.
Se quedaron quietos mientras él, delicadamente, y con mimo salía de ella.
Y se acostaron haciendo cucharita algunos minutos mientras sus respiraciones se normalizaban.
Paula pensó que por más que estuviera con otros, nunca sería como con él.
Se dio vuelta, lo rodeó con sus brazos y se quedaron en silencio.
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