domingo, 13 de diciembre de 2015

CAPITULO 84





Esa mañana se había levantado, y efectivamente, como lo había predicho, estaba con el período. Después de
maldecir en todos los idiomas, al género femenino, al masculino, al mundo, al cielo y a todos los seres vivos, se
dispuso a enfrentar el día.


Tenía un humor de perros, y el hecho de que todos sus compañeros de clases estaban bajo el mismo estrés que ella, solo lo hacía empeorar. Por todos los pasillos del edificio, se veía gente con carpetas, afiches de presentación,
maquetas, era una locura. Estaría organizado así apropósito? Para que los que no estuvieran listos, bajaran los brazos y dejaran la carrera? Había que estudiar y trabajar contra reloj. Era una época de presión, y ella sentía que no
podía dar todo lo que hubiera querido.


No iba a tener tiempo de almorzar, porque ese día salía más tarde de clases, y tenía que estar en la productora
coordinando todo.


Cuando llegó, en su escritorio, había un sándwich tostado, cortado en dos triángulos pequeños y papas fritas. Y al
lado, una caja de chocolates, con una tarjeta que decía:
“Mi almuerzo es igual de
abundante, pero te prometo que la cena
va a ser mas rica. Porque cocina
Gerard.
Te amo.
P”


Se rió. Pensó en ir a agradecérselo personalmente, pero seguramente no era una buena idea. No podían perder ni un
solo segundo, y él estaría muy ocupado de todas formas. Así que guardó la nota, y se puso a trabajar mientras comía.


A media tarde, fue Ana por suerte, y la ayudó con los preparativos, y a entrevistar a las modelos que estaban
por fotografiar para la prueba de vestuario.


No se le había pasado el detalle de cómo todas lo saludaban a su novio, haciéndole caritas, y revoleándole las pestañas.


Eso no hacía nada bueno a su humor.


Pedro había supervisado todo, y había dado indicaciones a las chicas para que posaran de alguna u otra forma, para las pruebas de maquillaje y peinado. No había dudas de que estaba en su elemento. Y aunque le gustaba verlo feliz, y haciendo lo que el amaba, estaba empezando a irritarse al ver como algunas se acercaban y bromeaban con él.


Una rubia en particular estaba acabando con su paciencia. Estaba a un costado, y le decía cosas al oído, la tenía prácticamente pegada. Qué cargosa! Pensó. A él, sin embargo, no parecía incomodarle.


Le seguía el juego, le guiñaba un ojo… la abrazaba por el hombro. Podía ser un gesto amistoso, pero igual estaba
molesta.


Esa chica era preciosa. Tenía unos labios rellenos, y una figura envidiable.


Se conocían de antes, eso era obvio.


Habrían sido amantes? Hace cuánto tiempo?


De solo verlos interactuar, uno podía notar que ella se sentía atraída por él. Y él, por más enamorado que estuviera no dejaba de ser un hombre.


Tomó uno de los chocolates y lo comió con bronca. Se sentía fuera de lugar.


No desconfiaba de él, estaba segura de que no la engañaría, pero de todas formas, esta escena no le gustaba. Tenía
miedo de que se aburriera de ella, y se buscara una de esas chicas con las que estaba acostumbrado a salir.


Comió otro chocolate.


A medida que se acercaba la hora de irse a casa, le dolía más y más la cabeza.


Toda su zona media también estaba resentida


Necesita acostarse, o tomar un baño caliente. Odiaba esos días en el mes. Le dolía todo.


Cuando las modelos se terminaron de ir, Pedro se le acercó y tomándola por la cintura, la besó en el cuello.


—Hola mi amor. – le dijo.


—Hola. – le dijo ella. Apestaba a perfume de mujer, la ponía incómoda.


—Te sentís mal?


—Si. Me vino y me duele todo. Necesito acostarme y dormir como por 3 días.


— O, te puedo dar un masaje en los pies. – le dijo acariciándola suavemente por el abdomen.


—Mmm… eso suena bien. – le dijo cerrando los ojos.


El sonrió, y se la llevó a casa.


Apenas llegaron, cenaron, y se dieron una ducha juntos. Le había hecho masajes en los pies, y en la cintura.


Había soportado sus quejas, y todo como el mejor.


Ahora estaban viendo una película tapados casi hasta la nariz, y abrazados de todas las maneras posibles, mientras
le acariciaba el pelo.


No entendía. Qué tenía ella? Qué hacía un hombre como él, con una chica como ella? No tenía sentido. Lo miró y
él le sonrió. La besó en los labios. Qué haría si él finalmente se aburría?


Cómo seguiría?


Una vez había vivido como era estar separada de él, y no lo había aguantado.


No superaría una segunda vez.


La mañana siguiente, estaba de mejor ánimo, pero el dolor de ovarios la había acompañado todo el día.


Para colmo de males, uno de los prácticos que estaba haciendo con Ana, no había gustado a los profesores de la
materia, y les habían hecho tantas correcciones que tendrían que hacer todo desde el comienzo.


En la productora, el panorama era mas o menos igual que el del día anterior.


Lleno de modelos preciosas por todos lados, mientras ella iba por los pasillos, toda despeinada, cargando con
cosas y arrastrando los pies. Ya iba por el segundo ibuprofeno de la tarde. Yupi.


Amanda era una persona demandante cuando se trataba del trabajo. Ese día le había dado mil actividades, y estaba
agotada. Se habían roto dos equipos, y el técnico encargado de las luces no había podido ir. Estaba al bode de las
lágrimas, cuando vio como su novio charlaba con la misma modelo del día anterior.


Lo abrazaba por el cuello, con la intimidad de quien conoce mucho a la otra persona, y cada tanto, le hablaba al
oído. Ella estaba tratando de no ser celosa, pero a ojos de cualquiera esa chica se estaba pasando. Llevaba horas
apretando las mandíbulas.



****


Estaba cansado. Lo único que quería hacer es irse a su casa, y estar tranquilo con Pau. Por qué seguía escuchando a su amiga Candice? Era tan pesada.


Pero no podía ser insensible.


Acababa de romper con su novio, y estaba triste.


Ella era una buena amiga. De hecho, le había advertido de Rebeca, pero él no supo escucharla.


Ahora la tenía abrazada por el cuello.


Siempre había sido así de cariñosa, pero ahora era diferente, se sentía incómodo.


Con mucha delicadeza, trataba de poner distancia con los brazos, disimuladamente. No quería hacerla sentir peor. Todos estaban cansados, y quedaba mucho trabajo para hacer. Lo que les faltaba era que una de las modelos principales empezara a llorar. sabía que era capaz. 


Respiró profundo por la nariz.



****


Estaba demasiado distraída mirando a Pedro, cuando Amanda se le acercó por atrás. Cuando le habló, Paula dio un salto.


—Deberías cuidar tu postura. Me harías un favor? Parate derecha. – le dijo.


— Así? – dijo haciéndole caso.


—Mirá a tu derecha. Bien. Ahora levantá el mentón. Bellísima. – la miraba entornando los ojos. —Vamos a
hacer una sesión de fotos Paula. Necesito ver algo.


—Seguro. El set puede estar listo para dentro de dos días para empezar con las pruebas. Podemos llamar a las
modelos, y que terminen de hacer el fitting ese día.


—No. No vamos a llamar a las modelos. Acá tenemos una. Vos vas a posar. – le dijo sonriendo como si acabara de ocurrírsele algo brillante.


—Qué? Es una broma, no? – le dijo ella haciendo un esfuerzo sobrehumano por sonreír.


—No. Y soy una clienta importante para la productora. Así que no vas querer decir que no.


—Pe-pero… – dijo Paula bmirándola perdida. No, desde luego no podía negarse.


Si perdían el trabajo por su culpa, sería terrible. Se había quedado sin palabras.


—Así me gusta. Cuando tengan todo listo para la prueba, me llaman.


Y dando grandes pasos, se fue.


Estaba en estado de shock.


Necesitaba hablar con Pedro. Se dio vuelta para buscarlo, y estaba de nuevo con esa rubia. La miró, confundido por
como salía corriendo de ahí con cara de enojo.










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