sábado, 7 de noviembre de 2015
CAPITULO 9
Esa mañana del viernes se levantó, y, ahora mas lúcida, pudo tomar dimensión de lo que iba a hacer ese día. Le entró pánico.
Ya no podía dar marcha atrás, él iría a buscarla a su casa si ella no iba.
Y la charla era necesaria. Pero cómo iba a poder?
Volver a verlo, tenerlo cerca. Seguramente él no se la iba a poner fácil.
Miró el celular y le mandó un mensaje a Marcos, contándole lo que iba a hacer.
A los 5 minutos el celular le sonó. Marcos.
—Rubia, que hiciste? Cómo que lo vas a ver a tu ex? No te puedo dejar ni dos segundos sola en Córdoba?
—No, no podes. Pero la idea no es verlo para volver con él. Es para explicarle que ya no quiero que me moleste.
—Además acordáte que estas de novia, rubia. No me vayas a engañar, eh?
Paula rió.
—Que lindo que me llamaste y me hiciste reír un rato. Me estaba poniendo histérica. Qué haces despierto tan temprano?
—Tranqui corazón. Salí a correr. Tengo el finde libre. Es más, tengo toda la semana libre.
—Que lindo, sacá muchas fotos por mí.
—Y si voy a visitarte? Y me haces vos de guía turística, para variar?
—En serio me decís? Mirá que ya estoy sacando el colchón para que te quedes, eh?
—Jajaja no te hagas drama, me quedaría en un hotel. Desde que soy chico no voy a Córdoba, y cuando fui, fui a las Sierras. Quiero conocer la capital.
—Y vení!! Yo me quedo hasta el domingo. Sabes como llegar en auto?
—Si, no te hagas drama. Mañana voy entonces y nos volvemos juntos el domingo.
—Ey, quédate en casa. No hay drama por mis viejos, eh? Es verano, no vas a encontrar ningún hotel en tan poco tiempo.
—No había pensado en eso, la verdad.
—Todo dicho, te quedas en casa. Avisame cuando salgas para acá.
Ahora, con mas alegría, se dispuso a preparar ropa para su encuentro de hoy, con David.
Cuando terminó, desayunó en familia. Y hasta que se hizo la hora de irse, no se movió de su casa.
Disfrutando de la rutina de un viernes de vacaciones.
Todos estaban en casa para estar con ella. Le prepararon sus comidas favoritas, y su mamá le ofreció lavarle toda la ropa que tenía sucia.
A cada rato, miraba el celular para ver la hora.
Una vez bañada, vestida y con el pelo arreglado, ya no le quedaba otra, que irse al encuentro con su ex.
Caminó esas pocas cuadras bajo el calor del sol del día de verano en plena Nueva Córdoba.
Se sentía segura de lo que tenía que decirle. Lo había ensayado todo el día. En cierta forma, se sentía segura de su aspecto también.
La ultima vez que lo había visto, era un lío. Su pelo estaba horrible, y estaba mas gorda, y se vestía como…como siempre se había vestido.
Gracias a la ayuda de Flor, su amiga modelo, había mejorado bastante. Ahora tenía el pelo con un corte de moda, y rubio platinado. Así, se había ganado el apodo de su nuevo amigo Marcos. La rubia.
Blondie.. Barbie… y así como así, su modelito, estuvo de nuevo en su mente.
Qué estaría haciendo? Que lejos estaban.
Se dio cuenta de que siempre daba por sentado que por más de que no sabía nada de él, contaba con que en las fiestas a las que iba, siempre lo veía.
Pero ahora, a kilómetros de distancia, era imposible. Notó la decepción que eso le hacia sentir.
Tenía ganas de verlo. Y seguir el jueguito que habían empezado. De mirarse. Se conformaba con eso
solamente.
Y mientras llegaba al punto de encuentro, se distrajo imaginando como sería verlo a su modelito nuevamente. Se imaginó como sería bailar con el de nuevo… despertarse en su cama. Su cara de dormido…
Pero entonces lo vió.
Su ex, David. Sentado en uno de los bancos. Buscando a alguien con la mirada.
Ella tuvo que llegar a su lado para que la reconociera. Eso le gustó.
Pudo disfrutar desde cerca, de su cara mientras reaccionaba.
Los ojos se le abrieron, las cejas se le levantaron, y hasta se puso nervioso.
Así me gusta, pensó ella.
—Paula? Casi no te reconozco con… Qué te pasó…? Estas… Y no pareces…
—No parezco yo? — dijo sonriendo.
—Si, sos vos. Estas hermosa. Muy hermosa.
—Gracias, vos también. Estas mas flaco.
Estaba mas lindo que nunca. Se había afeitado. Y era raro verlo así en vacaciones. Se enterneció, pensando que se había tomado tantas molestias para verla a ella. Se lo imaginó vistiéndose, y arreglándose. Se le derritió un poquito el enojo.
Los dos, muy nerviosos e incómodos buscaron algún lugar con sombra para sentarse. Eligieron unos bancos de la galería que estaban frescos.
Después de que hablaron un rato de cosas triviales, como el clima, y como estaba Córdoba ahora que había vuelto, empezaron realmente a hablar.
—Por que te fuiste antes Pau? Podríamos haber hablado.
—Necesitaba irme. Me hizo bien. Tenés razón, podríamos haber hablado, pero no me contestabas.
Y así como así, Paula se olvido de los lindos pensamientos que estaba teniendo, y la inundó la bronca que había sentido esos meses. No quería pelear. No venía para eso.
—Mira David. No quiero pelear. Vine a que hablemos.
—Si, yo también quiero hablar. Se que es tarde, pero te quiero explicar… con Nadia no..
—No quiero saber nada de eso.
—Pero quiero explicarte para que me perdones.
—Ya estás perdonado.
—En serio, amor?
—En serio. Te perdoné, porque entendí que yo no soy tu dueña, vos sos como sos. Me equivoqué pensando que ibas a cambiar.
—Entonces…?
—Entonces, te perdono. Pero no me voy a olvidar nunca de lo que pasó. Y no puedo volver a confiar en vos.
—Si me das oportunidad, puedo ganar tu confianza de nuevo. Todos estos meses fueron los peores.
Fueron dos años y una sola metida de pata, de la cual me arrepiento, muchísimo.
—No me interesa. Perdonáme, pero no me interesa.
—Te extraño. Te juro que te sigo queriendo como siempre. Se que vos también. La pasábamos tan bien juntos. Extraño charlar con vos. Te conozco, Pau..
—Con el tiempo, capaz podamos ser amigos. Pero no me interesa nada más David.
—Es por tu novio? Estas enganchada? Lo querés?
—No vine a hablar de él.
—Pero es por eso que no querés estar conmigo. Por eso es que te olvidaste de mi. De todo lo que vivimos. Ya no me querés mas?
Los ojos de David estaban rojos, y la voz le temblaba. Lo había visto llorar solo dos veces, y no podía soportarlo. Eran más fuertes las ganas que tenía de abrazarlo, que de matarlo por todo lo que le había hecho sufrir.
Él, se tapaba la cara con las manos, y se las pasaba por el pelo. Se notaba que estaba haciendo un esfuerzo para no demostrarle ninguna debilidad.
Era tan orgulloso.
Paula no podía abrazarlo ahora, porque sabía que de ahí a que todo se arruinara, eran segundos.
Así que hizo algo que si podía hacer, y le agarró la mano.
—Nunca me voy a olvidar de vos. Sabes que te quiero.
—Entonces por que no podemos estar juntos Paula?
—Porque no quiero volver a sufrir.
—Pero no voy a volver a hacer nada que te haga mal.
Ahora él le apretaba su mano y se la ponía en su cara. Paula podía sentir como toda esa determinación se esfumaba.
Todos los recuerdos la atacaban ante ese contacto físico.
Cómo había hecho para estar tanto tiempo sin tocarlo?
Hipnotizada por los ojos verdes del que había sido su primer y único amor, se estaba dejando ir.
Le estaba ganando la batalla.
Suspiró. Tiró de su mano, liberándose de su agarre y negó con la cabeza.
—Me lastimaste David. Me gustaría creerte, pero no puedo.
Y atacó con algo que sabia que el no iba a poder discutir.
—Además, como vos dijiste, ahora estoy con alguien. Y no voy a arruinar eso. Me estoy adaptando a una vida nueva, en una provincia nueva, no quiero más cosas.
—Ok. Ahora soy yo el que no quiere saber nada de eso. No me cuentes.
—En un tiempo, podemos volver a hablar y ser amigos. Yo te quiero un montón y me importás un montón todavía. Como pareja, no somos buenos. Acordáte de todas las peleas. De como te sacabas.
—Si, me acuerdo. Pero si te puedo tener de nuevo a mi lado, me banco eso mil veces.
Lo miró como pidiéndole por favor que se callara.
—Ya sé. No te lo voy a pedir más. Ya entendí.
—Queda todo bien entre nosotros, entonces?
—Todo bien, Pau.
Ahora mas relajados, pudieron seguir hablando de las cosas que siempre hablaban. Después de todo seguían teniendo mucha gente y gustos en común.
Mucho compartido.
Mas tranquila, a las 8, se fue a su casa, con la sensación de haber cumplido una misión.
Pero a la vez, sintiendo que de verdad, había cerrado uno de los capítulos mas hermosos de su vida. Y que ya nunca más lo iba a recuperar.
Habló con sus padres sobre la llegada de Marcos. Y lógicamente, después de asegurarles que no era un novio, ni un amiguito especial, pudo convencerlos de que lo dejaran dormir en su cuarto.
El le escribió, contándole que llegaba a Córdoba a las 11 de la mañana del sábado. Así que le pareció lo mejor irse a dormir temprano. Por si él se perdía y necesitaba explicarle como llegar a su casa.
Todo el estrés de la tarde, se aflojó de golpe, y ya se le cerraban los ojos mientras cenaba.
Esa mañana, se sintió mejor. Se incorporó en la cama y por primera vez en mucho tiempo, sentía que estaba en el camino a olvidarse y dejar atrás todo lo malo. Ya había dado el primer paso, que era dejar atrás a su ex.
Tenía adelante una vida más interesante, en Buenos Aires, con gente que la quería. Se sintió optimista y hasta emocionada.
Pensó en sus amigas modelos y en Marcos. Y se puso de mejor humor, en unas horas lo vería.
Pensó en el modelito. Verlo también estaba en su futuro, una vez que volviera a su nuevo hogar.
Eso la hacía sentir rara. Llevaba dos días sin verlo. Habría estado con alguna modelo? Como hacía de costumbre. Pero sin ella para estar mirándolo. Habría notado su ausencia?
Tenía que aceptarlo, el modelito le quemaba la cabeza.
Su forma de hablar. Esos ojos azules…mmm…
Aunque si alguien le hubiera preguntado, hubiera dicho que el modelito era un jugador, que le gustaba demasiado la fiesta, que era mujeriego por estar con tantas chicas distintas. Pero la verdad, es que lo que más le molestaba del asunto, es que ninguna de todas esas chicas era ella. Ni una sola vez ella.
Y otra vez, como hacía desde hace mucho, se imaginó como sería estar con el, como estaba con las modelitos, mientras se preparaba para recibir a Marcos.
Para las 12 del mediodía, sonó el portero del edificio y ya había llegado.
Paula le presentó a toda su familia. Su hermano y su papá, obviamente, ya lo conocían. A los dos les gustaba mucho el fútbol, y estaban emocionados de tener en casa a este jugador de primera.
A su mamá, le pareció un chico “amoroso” como ella siempre decía. Les había caído bien a todos.
Además, ayudaba que había llegado con dos docenas de empanadas, que había comprado en el camino.
Cuando Paula lo vió, fue corriendo a recibirlo. Marcos la abrazó como si hiciera tiempo que no se veían. La verdad es que ya estaba tan acostumbrada a verlo, que la idea de que había kilómetros separándolos, y todo lo sucedido el día anterior con su ex, le habían dejado una sensación amarga y lo extrañaba. Extrañaba su compañía. Y él se sentía protector de su amiga, podía presentir que ella lo
necesitaba.
Su familia que estaba presenciando ese saludo, intercambio algunas miradas perspicaces.
Ellos no conocían a Marcos, y no sabían que, por naturaleza, era sumamente cariñoso.
Después de que almorzaron, salieron solos a pasear. Así de paso se ponían al día.
Ella lo llevó al centro de Córdoba, que porque era sábado a la tarde, no había locales abiertos, más que bares. Pasearon por la zona colonial, y Paula, como una autentica guía, le contaba de los lugares que recorrían.
Cuando hicieron un descanso, se sentaron a tomar la merienda.
Ahí, Paula, le había podido contar lo que había sucedido con su ex.
—Que bueno, rubia. Fue lo mejor que podrías haber hecho.
—Si, pero casi caigo. Me estaba poniendo cara de sufrimiento y vos ya sabes.
—Pero aguantaste, ahora que se aguante él. Que embole no haber estado acá para verle la cara al gil ese.
—Jajaja la cara de cuando me vio al principio. Podes creer que no me reconoció?
—Que vea lo que se perdió. — le dijo guiñándole un ojo
Rieron.
Que bien le hacía hablar con su amigo. No le decía nada del otro mundo, pero el simple hecho de poder contarle todo, era tan liberador.
Aprovechó y le contó las cosas que le estaban pasando con el modelito.
—Uff…pero vos salís de un pirata, para engancharte con el rey de los piratas.
—Si, no?
—Si rubia. O sea, querés escuchar mi consejo?
—Por favor.
—Encáratelo, sacáte todas las ganas que tengas y aléjate rápido. Es más que evidente que el pibe de novio…nada.
—Pero mirá con las chicas que está. No se va a fijar en mi. Ni siquiera para estar una noche.
—Callaate Paula. Sos mas linda que muchas de esas modelos que están con él, y miles de veces más interesante. En todo caso, como te vas a fijar vos, en un huequito como él…
—Por algo nunca quiso nada. Oportunidades tuvo, varias. Estuve durmiendo con él. No hizo nada.
—Por ahí es muy caballero.
—Es hombre.
—Si, la verdad no se que decirte rubia. Si no te da bola, fue. Hay una fila de chabones con los que podes estar.
—Gracias.
—Coty lo conoce. Si querés te puedo sacar alguna información o hacerte la gamba.
—No, está bien. Me tendría que dejar de pensar en chicos así. Tenés razón.
—Salgamos a bailar hoy. Y si no encontras nada en Bs As, lo podes encontrar acá. O si no, nos divertimos y bailamos hasta que no demos mas.
—Siii, me hace falta todo eso que dijiste.
Y después de seguir paseando, se fueron a lo de Paula para prepararse para esa noche de sábado que se les presentaba con un calor infernal.
Paula, lo iba a llevar a conocer la zona del Chateau, porque sabía que le iba a gustar la música de esos lugares. No serían las fiestas súper exclusivas a las que iban en Buenos Aires, pero era un cambio de aire.
Marcos, llevó a Paula y a su familia a cenar a un restaurante donde hacían la mejor carne. Quedaba al frente de la cañada y eso hacía que comer afuera no los sofocara de calor.
El airecito que traía el río, era refrescante y la noche estaba divina. Vale se había cambiado de ropa, ya preparada para salir. Había llevado algunas cosas que había comprado con Flor, como una minifalda ajustada, con recortes de cuero y una remera sin espalda que antes, nunca se hubiera puesto.
Era impresionante, como un par de meses la habían cambiado tanto.
También ayudaba sentirse en confianza con la gente que la acompañaba.
Con su ex, todo era muy complicado. A ella siempre le había atraído lo inteligente que era, lo analítico. Pero ahora, pensándolo bien, siempre había sentido como también la analizaba a ella. Y nunca pudo soltarse, por miedo a su rechazo, o a que se burlara.
Parte de ese encanto, era esa mirada crítica que tenía para todo. Para absolutamente todo.
Marcos y sus amigas de Buenos Aires, la habían aceptado y ayudado a sentirse cómoda consigo misma. Sonrió al pensarlo.
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Geniales los 3 caps. Buenísimo que le dio el olivo definitivamente al ex jajajaja
ResponderEliminarMuy buenos capítulos! en un momento pensé que iba a ceder con él!!! Menos mal que cerró esa historia!
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