sábado, 7 de noviembre de 2015

CAPITULO 7





Cuando los abrió estaba acostada en una cama blanca que no reconoció. La habitación era blanca,con cortinas azules.


Todo tenía el aspecto del piso lujoso del productor que conocía Flor. Minimalista y super caro.


Como una foto de diseño de interiores, no había nada fuera de lugar.


Todas las alarmas se encendieron en su cabeza, y más cuando miró a su lado y había alguien acostado con ella.


Le estaba dando la espalda. No llevaba remera. Tenía unos hombros con músculos definidos, una espalda tallada y un color bronceado y hermoso en la piel. Se miró ella misma, y tenía toda la ropa puesta, menos los zapatos.


Estaba todavía vestida de Barbie, lo que la hizo sentir un poco de vergüenza, y ganas de desaparecer antes de que quien sea se despertara.


No se acordaba donde estaba, con quien estaba, ni como había llegado ahí.


Mucho menos que había pasado, con su compañero de cama.


Cuando se movió para alcanzar su cartera, el chico con el que estaba se dio vuelta y lo primero que vio fue el tatuaje de estrella.


Estaba en la cama con Ken. El Barbie gay más bello del planeta.


Se quedó mirándolo un rato largo. Sus pestañas le hacían sombra sobre el parpado inferior, tenía una boca rellena, y se veía tan suave, daban ganas de tocarla. Con la punta de la lengua, tal vez…


Su celular sonó con la llegada de un texto. Sería Flor preguntándole donde estaba.


Ken se removió abrazándola y suspiró con un gruñidito sexy.


—Morning Barbie. How are you feeling today? (Buen día Barbie. Cómo te sentís hoy?).


—Fine, I’m fine. How did I get here? (Bien, estoy bien. Cómo llegué acá?).


—I brought you. You were so drunk. (Yo te traje, estabas muy borracha).


—Oh mierda…—se tapó la cara con las manos imaginándose como se habría comportado.


—Hey, its ok. We’ve all been there. (Hey, está bien. A todos nos ha pasado).


Estaba por contestar pero le empezó a sonar el celular. 


Alguien la llamaba. Un recuerdo vino a su mente, anoche alguien la había llamado. David.


Eso la trajo a la realidad. Agarró su celular, y vio que quien la llamaba era Marcos. Marcos! Hoy se tenían que ver. Habían quedado a las 12 del mediodía. Qué hora era? Las 11:45! No!


—Hey hold on a minute. (Hey, esperá un minuto). — y contestó. Hola Marcos, perdón! Me quedé dormida, podemos juntarnos en una hora o dos?


—Dale rubia, mejor. Si querés paso por tu casa tipo 4, ahora hace mucho calor, nos vamos a derretir.


—Dale nene, a esa hora te espero. Un besito, nos vemos.
El modelo la miraba, recostado a su lado.


—Boyfriend? (Novio?). — la pregunta también le sonaba familiar. David le había preguntado lo mismo.


—Just a friend. And I’m so sorry but I have to go now. ( Sólo un amigo. Lo siento pero me tengo que ir ahora).


—Do you need a ride? (Necesitas que te lleve?).


—No, its ok, I’ll take a cab, go back to sleep. Thanks so much for everything. (No, está bien. Me tomo un taxi, volvé a dormir. Muchas gracias por todo.).


—No problem. I’ll call you a cab. (No hay problema, te llamo un taxi).


Esperaron en silencio, un silencio largo e incómodo, en una sala blanca como el dormitorio. Tenía un televisor plasma en la pared en frente de un sillón moderno. No había muchos adornos, pero lo poco que había era de plata y negro brillante.


Lo que dominaba el espacio era una alfombra gris esponjosa que, pensó ella, sería carísima.


En dos minutos, el taxi llego y se despidió de Ken con la mano rápidamente sin mirar por donde caminaba. Se sentía mal por irse casi corriendo, pero ya había quedado con Marcos.


Miró desde el taxi, la entrada del edificio ahora con más detenimiento. Estaba en la mejor zona de Puerto Madero, y era imponente. Por fuera de ladrillo visto y gigante.


En la entrada, el encargado estaba parado en la puerta como un botones en un hotel.


No sabía ni el nombre del modelito. Pero se volverían a ver.


Siempre se veían. Otro día le preguntaría. No podía creer haber pasado la noche con él y no tener ni un solo recuerdo.


La situación era tan bizarra, todo lo que le estaba pasando desde que llegó a Buenos Aires, lo era.


Se dijo a si misma, que era mejor no pensar en este chico, porque no tenía ni una sola opción, y su amigo Marcos la estaba esperando. Tenía un compromiso con él.


Apenas llegó a su casa se baño y almorzó rápidamente.


Cuando estuvo lista, se fijó en el reloj y eran todavía las 2 de la tarde.


Se tardó menos de lo que pensaba.


Buscó su celular, para tenerlo a mano y la lucecita de los mensajes titilaba.


Cuando vió que todos los mensajes que tenía eran de un número de Córdoba y no un contacto guardado, tuvo ganas de tirar el aparato a la basura.


Leyó el primero:
“Pau, porque no me dijiste que estabas de novia? Hablemos.”


El siguiente:
“Un minuto nada mas, llamáme. Tengo ganas de verte. Como amigos aunque sea? Te extraño de verdad.”


Tenía 5 mensajes mas del mismo número, pero no los quiso leer. Sin abrirlos los borró.


No le iba a arruinar el día. No iba a seguir leyendo las cosas que le escribía. Ni le atendería el teléfono. Se había acabado, para siempre.


No iba a pensar más en David. Y más cuando, ahora, pensaba en otra persona.


Desde que se había levantado, al lado del modelito, no podía parar de pensar en él.


Y eso era más complicado todavía.


Con su ex, podía tener una relación casual si quería, pero con el modelo, no.


Si le empezaba a gustar Ken, y ella se conocía, le iba a empezar a gustar, era prohibido del todo.


El chico no solo nunca se fijaría en ella porque ella no era modelo, ni una hermosura, pero también porque era mujer. Y eso era algo que no podía cambiar.


Pero era tan lindo. El tipo de chico que a ella le encantaba. 


Ojos claros, mucha onda, inglés.


Basta, sus pensamientos no podían ir por ahí.


Para despejarse, se conectó al Facebook y le dejó mensajes a toda su familia, contándoles como le estaba yendo, y lo que estaba haciendo. Obviando algunos detalles que no necesitaban saber.


A las 4, Marcos la pasó a buscar y salieron caminando en una hermosa siesta de verano.


Caminaron por Puerto Maderos, sacándole fotos a todo lo que podían. Charlaron de sus vidas, de las cosas que les gustaba hacer, de la música que escuchaban, las películas que veían, las comidas que mas les gustaban.


Marcos estaba atento a las indicaciones que Pau le daba para sacar fotos y hacía todo lo que ella le decía.


Paula, que se había levantado muy bien, empezó a sentir como los excesos de la noche anterior empezaban a sacar factura.


La cabeza le latía, y tenía una fea sensación en la boca del estómago. Marcos, le dijo que lo mejor era que tomara un poco de líquido y comiera algo con contenido graso, así que se fueron a merendar a un barcito de por ahí.


Estaban sentados, mirando las fotos que habían sacado de su cámara y la de Marcos, y entonces lo vió


El modelito, en el que había estado pensando todo el día. 


Sentado en una mesa, y como siempre, muy bien acompañado del modelo rubio que hablaba animadamente, haciendo gestos exagerados con las manos para todos lados. Los dos se reían.


Tenía una sonrisa tan atractiva. Los dientes todos parejitos y esa boca… Cada tanto se llevaba un vaso a los labios y apenas tomaba el trago.


Marcos que la estaba mirando con los ojos entornados le preguntó:
—Ni me estás escuchando, no?


—Ah?


Marcos se rió.


—A quien estás mirando?—y buscó con los ojos hacia donde ella había estado mirado hacía segundos.


—Ey, esos no son tus amigos modelos?


—No… Son amigos de Flor, mi amiga. Yo no los conozco.


—Si, me acuerdo. Al inglesito le gustas, me parece, eh? Ahora te está mirando, ponele.


Se le subió el corazón a la boca y se puso roja como un tomate. Quería mirar, pero no quería que la viera mirándolo. Iba a ser evidente que hablaban de él.


—Te gusta el inglesito, rubia?


—Shhh basta! Que te va a escuchar.


—No creo, además anda a saber si entiende algo. Me pongo celoso, pero si querés, lo llamo para que se siente con nosotros eh?


Dijo riéndose Marcos. Pau puso cara de terror.


—Ni se te ocurra. Me da vergüenza porque no te conté mi noche de anoche — rió.


Y Pau le contó todas sus aventuras de la noche anterior. O por lo menos lo que se acordaba, que era poco.


—Que borrachina, rubia! Te quiero ver así. La próxima vez que salgas, salgo con vos, eh?


—Dale. Esta noche hay fiesta en lo de Chelo, ahí donde fuimos la noche que nos conocimos.


—Iremos. Vos estás como para salir de nuevo?


—Y,…estoy un poco malherida, pero aguanto una noche más.


—Así me gusta rubia. Volviendo al tema. Te gusta el modelito ese, o no?


—Me encaaaaanta. Pero es super gay.


—Si? No me parece. Te averiguo si querés.


—No, no gracias. Vos dejá. Ponéte lindo esta noche que va a estar lleno de modelos, eh?


—Uff, me tienen podrido las modelos, ojalá me encontrara otra rubia buena onda.


Y los dos se rieron. Siguieron hablando y Pau le contaba de los planes para esta noche, la idea era ir a casa de Flor, hacer previa ahí, y después ir directamente a lo de Chelo. Marcos, mientras, le contaba cosas de su equipo, de sus compañeros, de que el próximo partido era un amistoso de verano, y la invitó para que vaya.


Cada tanto Paula, miraba a la mesa de los modelitos, y estos seguían hablando entre ellos como si no existiera nadie más.


Como no la estaban mirando, Paula se animó y lo miro mas detenidamente. Era tan desesperantemente lindo. Con la remera sin mangas, que tenía puesta, le dejaban a la vista los brazos musculosos, que ella había visto cuando había dormido con el. Lo había tenido tan cerca, la había
abrazado.


Con cualquier otro hombre, hubiera podido pasar de todo, pero ellos solo habían dormido. Hacía tan pocas horas, que le parecía mentira.


El había dormido con ella. Y ahora estaba ahí, tan cerca.


Justo cuando se había perdido mirándole los ojos azules brillantes que tenía, sintió que estos la miraban. Paula cerró la boca, que tenía abierta, para su vergüenza y se sentó mas derecha en la silla. Él levantó una ceja mientras la miraba y le sonrió.


Ella se sintió en evidencia y miró para otro lado rápido. 


Marcos, mientras, se había tentado a su lado.


Le agarró una mano y se la sacudió.


—Eu rubia Te colgaste.


—Si, que horror. Encima me vió. Vamonos ya de acá. Te querés quedar en casa, hasta que nos tengamos que ir a lo de Flor? Cocinamos unas pizzas y eso?


—Buenísimo. Pasemos por algún kiosco después así caemos a lo de tu amiga con algo para tomar.


Y se fueron, evitando pasar por la mesa de los modelitos. 


Era más fácil ahora que tenía un amigo cómplice, como Marcos. A él, podía contarle literalmente todo.


Habían puesto la tele, y mientras miraban una comedia romántica, cocinaban las pizzas. Esta vez, con jamón y aceitunas cortadas en pedacitos pequeños.


Comieron y se turnaron para prepararse.


—Eu Mar, si querés bañate. Yo hasta que me plancho el pelo…


—Y que, me pongo la misma ropa?


—Y si, si esta limpia.


—Dale, me doy una duchita rápida, cuando salgas vos.


Era muy divertido como se habían hecho tan amigos, en tan poco tiempo. Estaban cómodos con el otro. Ella pensaba que era porque la posibilidad del sexo, no existía, entonces hacía todo mas sencillo.


Cuando Pau salió de la ducha, se encontró a Marcos con su celular en la mano y cara de preocupado.


—No me mates, pero me parece que me mandé un moco.


—Qué pasó?


—Te sonó el teléfono, y cuando vi la característica de Córdoba, pensé que podía ser tu familia, alguna emergencia y atendí.


Paula se congeló. Sabía quien había llamado. Se puso pálida de los nervios.


—Qué le dijiste?


—Que te estabas bañando… —se rió —el pibe se puso loco. Me empezó a insultar. Sabía mi nombre.


—Si, te conté, anoche le dije que eras mi novio.


—Si, me acordé. Le dije que no te molestara mas. Que vos eras mi novia.


—No! — ella se rió —Y qué te dijo?


—Se puso como loco, me quería buscar para matarme a golpes. Le dije que se quedara en Córdoba, que nadie lo quería acá.


—Ay no Mar.


—Si, ese es el moco. Me preguntó donde estabas y le dije que en Buenos Aires. Y me cortó. 


Después de unos minutos de maldecir en todos los idiomas, Pau se tranquilizó. Buenos Aires era grande.


—No te mandaste un moco. Yo no le conté porque ya no hablo con él.


—Me imaginé.


—Bueno ya está. No hablemos más del tema.


—Si, ya está.


—Por lo menos, quédate tranquila que esta noche va a tener pesadillas imaginándote con tu nuevo novio, con esto que le dije que estabas en la ducha.


Paula sonrió.


—Qué le duela! Me voy a cambiar. La ducha es toda tuya.


A las 11 estaban en lo de Flor, charlando con otras amigas modelos, que estaban en la previa.


Estaban tomando algo como para empezar la noche.


Marcosera el único hombre, y estaba rodeado de mujeres. Paula, pensó que ni en sus mejores fantasías, se podía imaginar este momento.


Todas las amigas de Flor eran lindísimas, y super sociables. Además estaban todas contentas de que este jugador de Newells, estuviera haciendo previa con ellas. Nuevamente notó como todas parecían conocerlo.


Después iba a tener que preguntarle. Era tan cómico que se estuviera haciendo amiga de un famoso, y no tenía ni idea de que lo era.


Más tarde partieron, para lo de Chelo. La fiesta estaba en su mejor momento.


Nunca hubiera imaginado en Córdoba, que iba a estar en las fiestas mas exclusivas, viviendo el verano en Buenos Aires.


No había, aunque buscara, gente que no fuera hermosa. Ni siquiera estaba buscando gente fea, si no, normal. Gente promedio. Estaba la gente más linda de la capital.


Esta noche, había otro DJ, al que ella reconoció. Se había llenado la casa de Chelo y todos estaban bailando y tomando.


La electrónica sonaba fuerte, y le retumbaba en todo el cuerpo. Las luces eran las mismas que usan los boliches, incluso, había luces verdes de láser que hacían dibujos entre la gente.


Apenas entraron, se mezclaron entre los que bailaban.


Como siempre, sus amigas modelos, tenían mucha gente con la que socializar primero, como en una especia de ritual que había en este tipo de eventos. Pero ella y Marcos, no conocían a nadie, así que se fueron directamente a bailar.


Le encantaba bailar con él. Sabía moverse. La agarraba por la cintura y se movían perfectamente juntos.


Mientras bailaban, una modelito pasó haciéndole ojitos a Marcos. Por lo que se tentaron los dos. Y Marcos le dijo al oído:
—Imagináte que sos mi novia, y a la mina no le importaba nada ser así de perra — rió -


—Si querés, te improviso una escena de celos para ver que hace, eh?


—Ves por que me canso tan rápido de este tipo de gente?


—No pueden ser todas iguales. Yo te voy a encontrar una que valga la pena.


Miarcos se rió y después le pasó las manos por la espalda descubierta que tenía el vestido de Paula y mientras le rozaba con la punta de la nariz el oído, como lo había hecho la primera vez, le dijo:
—Me querés buscar una novia, pero te digo que no ayuda que estemos bailando así, rubia. Cualquiera va a pensar que estoy con vos.


—Si, pero eso es porque somos re copados y hacemos linda pareja. Hablando en serio, Coty, la amiga de Flor, esta soltera y es re linda.


—Y modelo.


—Y modelo. Por eso, re linda. Por ahí si hablas con ella te das cuenta que es re piola. Vení, vamos a hablarle y yo me voy disimuladamente.


—Si, disimuladamente como cuando te comías con los ojos al modelito ingles. — le dijo levantando una ceja.


—Eu shh, que te estoy buscando novia.


Y entre risas, se fueron a la barra en donde estaban las amigas de Flor.








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