domingo, 15 de noviembre de 2015

CAPITULO 35





Durante los cuarenta minutos que duró la llamada, Flor se dedicó a atacarlo por hacer sufrir a su amiga engañándola. 


Le contó como lo había descubierto. El estaba sin palabras. 


No le salía ni aire por la boca.


Le recordó lo que David, ese idiota de su ex, le había hecho.


Pero ahí estaba él, que supuestamente le había hecho lo mismo.


—Flor, espera…


— No me quieras dar excusas…Te vio. La vio a esa, con tu camisa, en tu habitación… por Skype, y te vio en la cama.


—Yo… – pero Flor lo seguía interrumpiendo.


—Conozco a los tipos como vos. Te conviene estar lejos de mi amiga, o te juro, que te voy a patear el culo. No te
olvides que mido 1,85. Ni siquiera me va a costar.


Y le cortó.


Pedro se había quedado mirando el teléfono. Nada tenía sentido. Todos esos días que habían estado separados, en lo único que había podido pensar era en ella.


Incluso, sus compañeros de trabajo se habían reído de cómo parecía estar en otro mundo.


Necesitaba hablar con Paula. Ya.


Pero ella no le atendía, ni le contestaba los mensajes.


Sabía lo que tenía que hacer.


A la mierda con la promoción de la campaña. Se volvía a Argentina.


Solo había un detalle que tenía que arreglar antes.



****


Paula había terminado de rendir los parciales, y tenía unos días para descansar antes de los finales. Había aprobado todo con excelentes notas, aunque últimamente le daba lo mismo.


Con Pedro lejos, por lo menos podía estar segura de que no iba cruzárselo en el trabajo, y eso la dejaba tranquila.


Cuando volviera de las vacaciones se tenía que poner a trabajar en su proyecto.


Su primera campaña. Un paso enorme en su carrera. Y todavía no lograba sentir nada.


No había emoción, nervios, alegría, nada. Estaba vacía.


Lo único que la mantenía cuerda, eran sus amigos. Flor, acababa de cortar con el chico que estaba saliendo. Un
productor, del mundo de la moda que ella había conocido unos meses antes. Y Marcos, que había roto con Coty. La verdad, patético.


Pero entre los tres, sabían como curar las penas o por lo menos ahogarlas cada vez que salían.


No se puede decir que fuera la manera más sana de lidiar con las circunstancias, pero un dolor de cabeza crónico, era mucho mejor que el dolor agudo que se le había instalado en el pecho. Parecía que a medida que pasaba el tiempo, cobraba fuerza en vez de apagarse. Y de verdad dolía.


Paula pensó que había sufrido con David. Qué equivocada que había estado! Esto era cien veces peor.


Probablemente sería una pena con la que tendría que aprender a vivir tarde o temprano, porque no veía posible el
recuperarse. Por eso había optado por dejar de pensar en él. 


Evitar todo sentimiento.


De David, no había tenido noticias.


No desde esa noche del boliche… Era mejor así.


Había dejado de escuchar su radio favorita. Ahora sonaba una electrónica que le martilleaba la cabeza y la dejaba
sorda, si, pero también anestesiada.


Era viernes a la noche, y ya estaba en casa de su amiga Flor con su amigo Marcos, empezando a destapar su primera
cerveza.


A Flor le gustaba escuchar cumbia y aunque con Marcos no lo soportaban, estaban de fiesta, y lo que sea servía para levantar los ánimos. Además tenía que reconocer que después de tantas previas en su casa, ya se sabía algunas
letras de las canciones.


A la tercera cerveza empezaron a bailar. Marcos, como ella, podían bailar casi cualquier música.


La tomaba por la cintura y la hacía dar vueltas. Paula se reía y lo hacía dar vueltas a él. Siempre se prestaba para
sus bromas. Mas de una vez, él terminaba bailando como ella, moviendo las caderas exageradamente, haciendo que las dos amigas se murieran de risa.


Llegaron al boliche, y Flor tenía una misión. Esa noche se iba con alguien.


Paula y Marcos buscaron unos tragos y volvieron a bailar.


Cada vez que su amigo se iba al baño algún chico se le acercaba, pero los rechazaba. No quería estar con nadie. No le interesaba. Y Marcos, estaba en la misma.


No se había acercado a nadie. Y había tenido a Paula de la mano todo el tiempo.


Mientras bailaban, vieron como Flor se llevaba al chico con el que bailaba para afuera. Se rieron.


Bueno, al menos uno de los 3 la pasaría realmente bien esa noche.


Ni siquiera quería pensar en tocar a otro hombre. Todavía cerraba los ojos y se le venía en mente la cara de su
modelito.


Marcos la tomó por la cintura, moviéndose más cerca mientras bailaban. Y la imagen de Pedro se esfumaba. El era el único que podía hacerlo. Acercándose más, pegó su
mejilla a la de él y siguieron bailando.


Se sentía bien en los brazos de su amigo. Sus manos grandes, la tomaban firmemente y la hacían sentir segura. 


En su abrazo se sentía contenida.


A medida que pasaba el tiempo estaban más y más borrachos.


Los dos bailaban con los ojos cerrados, dejándose ir. 


Marcos, fue bajando las manos en la espalda de Paula
hasta llegar a sus caderas, y las dejó ahí.


Un calor la recorrió por todo el cuerpo. Lentamente, corrió la cara y lo miró. El, frunció el ceño, y le sacó las manos para ponerlas mas arriba. Y le dijo al oído.


—Barbie, me parece que ya nos tenemos que ir. Vamos y nos tomamos un taxi en la puerta.


—Dale – le dijo ella confundida.


Marcos frenó un taxi, y la ayudó a subir. Como hacían siempre, él esperaba hasta que ella entrara al edificio y
seguía camino hasta su casa.


Paula, fue dando tropezones por el pasillo y se quedó helada.


Había alguien parado en la puerta.


Pedro.







1 comentario: