Cuando sus respiraciones volvieron a la normalidad, él terminó de desvestirla y se la llevó a su habitación, donde siguieron lo que habían empezado en la sala.
Era increíble lo que esa chica lograba en él. Su manera de tomar la iniciativa, lo volvía loco. Todo su cuerpo reaccionaba a las caricias de ella.
Siempre se quedaba queriendo más. La necesitaba. Tanto, que empezó a entender el miedo que ella sentía, de que esta relación no funcionara.
Recordó como su ex había aparecido tantas veces en escena, y se sintió como pocas veces. Se sintió inseguro. Vulnerable.
Paula se le había metido bajo la piel. Y ya no podía hacer nada al respecto.
Se abrazó mas fuerte a ella, queriendo no despegarse nunca más.
****
Cerca de las 6 de la tarde, el teléfono fijo de la habitación de Pedro sonó. Era Gerard. El, escuchó atentamente y luego dijo.
—Decile que me dé dos minutos, ya voy. — y cortó mientras la miró sonriente.
—Visitas? — preguntó Paula.
—Vas a conocer a tu suegro, Barbie. —
Se vistieron a toda velocidad, y fueron a la sala, donde un hombre rubio, de unos 50 años, estaba sentado.
Apenas vió a Pedro, se paró, y lo abrazó con fuerza.
—Hijo, Cómo estás?
—Hola papá. — le dijo él, devolviéndole el abrazo.
Paula, recordaba lo que él le había dicho de su padre. Era un hombre alegre y cariñoso, y ahora que lo veía, no lo podía poner en duda. Ese hombre adoraba a su único hijo, tanto como su hijo a él.
Sonrió.
—Papá, ella es Paula, mi novia. — le dijo tomándola de la cintura.
—Mucho gusto, Paulaa! — le dijo y le dio un beso en la mejilla.
—Un gusto…
—Francisco, decime Francisco por favor.
—Francisco — le dijo ella sonriendo.
—Vine a ver si querías cenar conmigo, Pedro, no sabía que tenías compañía — le dijo en un tono que hizo que Paula se pusiera roja como un tomate.
Pedro rió, pero no contestó, solo se encogió de hombros.
—Bueno, pero podemos comer los tres…a mi me encantaría. — le dijo Francisco de manera persuasiva.
Oh…Ya entendía de donde Pedro sacaba su forma de ser.
Paula miró al modelito, ya que no sabía si él iba a estar cómodo. Casi respondiendo a sus dudas, él le dijo.
—A mi me encantaría — y la abrazó más fuerte.
—Bueno, entonces vamos — dijo entusiasmada.
Fueron al restaurante del hotel más lujoso de la ciudad.
Quedaba cerca de la casa de Pedro, y de paso, era hermoso.
Se sentaron en una mesa, él y Paula al lado, mientras Francisco se sentaba en frente.
Habían pedido la especialidad de la casa, que era ceviche de salmón, cilantro, mango, palta y vinagreta de chiles asados de entrada, y lomo grillado y papas bravas de plato principal.
Todo estaba delicioso, y el ambiente del lugar era acogedor.
Durante la cena, padre e hijo se pusieron al día.
Aparentemente, Francisco, recién volvía de unas cortas vacaciones, y estaba feliz de tener a su hijo, ahora viviendo cerca.
—Y me alegro porque ahora tenés una razón más para quedarte en el país — le dijo mirando a Paula.
—Eso si. — le dijo Pedro, apretando la mano de ella. — En unos días viajo a Londres, pero van a ser 15 o 20 días nada más.
—Vas con él? — pregunto Francisco.
—No, yo estoy rindiendo en la facultad.
Y así como así, la charla se volvió en torno a ella. El padre de Pedro, mostraba un interés genuino en saber de donde era, que estudiaba, de su familia. Era un hombre simpático y agradable.
Pedro, no había parado de hablar de cómo ella, había salvado una campaña de jeans importante, y había sido ascendida por su talento.
A Paula se le derretía el cuerpo, hablaba con orgullo, mirándola, entrelazando sus dedos con los de ella.
****
Lo miró. Francisco estaba alucinado. Se daba cuenta de que estaba aparentando normalidad, y naturalidad en todo este asunto, pero por dentro estaba totalmente alucinado.
Cuando Paula se levantó para ir al baño, por poco le salta encima.
—Novia? Cuando me ibas a decir? — le dijo acercándose a él, golpeando su hombro en un gesto paternal.
—Es muy nuevo todavía… Nos estamos conociendo, y no sé todavía si va a funcionar… —dijo Pedro pensativo.
—Pero te conozco Pedro, y vi como la mirás. Esta chica te gusta en serio.
—Si, me gusta mucho. Es verdad. Pero reconozcamos que no tengo buen historial con esto de las mujeres.
—Esta chica no es como las otras. Esta no es una más, Pedro. Esta chica es especial.
El se quedó callado. Su padre tenía razón. Paula era una de las cosas más lindas que le habían pasado. Sonrió.
Le había dicho a su padre que no podían regresar muy tarde, ya que al día siguiente tenían muchas cosas que hacer. Paula rendía a la mañana, y él tenía que empezar a preparar sus cosas para viajar el martes.
Ese bendito viaje, pensó.
Pedro lo saludó, y notó como su padre levantaba las cejas, mientras Paula se excusaba para ir a seguir estudiando.
Había quedado bastante claro que ella iba a pasar la noche ahí. Y apenas ella estuvo lejos para escucharlos, su padre había bromeado con él, hasta sacarlo de quicio.
Cuando se marchó, él se dio una ducha rápidamente y se fue a acostar.
Paula, estaba repasando sus apuntes, y estaba rodeada de miles de papelitos de colores brillantes con recordatorios. Se rió. Era un lío.
Sin decirle nada, se sentó a su lado, y le sacó los apuntes.
—Ok Barbie, vamos a hacer de cuenta que soy tu profesor y te voy a tomar examen. — leyó los títulos.
—Mmm… no se si me voy a poder concentrar mucho—dijo ella mientras lo miraba mordiéndose los labios.
El se rió, y le dio un beso rápido en los labios.
—No, Paula, a estudiar. Vamos.
Se sentaron en la cama, y Pedro comenzó a hacerle preguntas sobre todo lo que había estudiado. A juzgar por lo que le contestaba, se había aprendido todo.
****
Contestó a todas sus preguntas, y él, anotando algunos puntos importantes para hacer un cuadro, la terminó de ayudar a repasar toda la materia.
Era tardísimo, y seguían entre apuntes. Se lo veía cansado, pero aun así, no se iba a dormir.
Paula no podía parar de pensar en las mismas dos palabras que tanto miedo le habían dado. Te amo, Te amo, Te amo… Te amo tanto…
Y aunque no eran las mismas palabras que pensaba, otras salieron de su boca.
—Te voy a extrañar, Pedro — le dijo mirándolo a los ojos.
El, suspiró. Y tras un segundo le contestó.
—Yo también. Mucho. — se habían quedado serios mirándose. El estaba raro. Cambió de gesto, y haciendo una media sonrisa, le dijo — Te vas a portar bien mientras no estoy, no?
Paula hizo como si estuviera pensándolo y después se rió.
Mas tarde esa noche, se durmieron.
****
A la mañana siguiente, Paula se había levantado más temprano que de costumbre, se había bañado y se había puesto a estudiar mientras desayunaba. Antes de irse, se acercó a Pedro, para darle un beso.
El examen había sido brutal, pero pensaba que le había ido bien. Sin pensarlo dos veces, llegó a casa de Pedro y tras estudiar todo el día, y cenar algo liviano que encontró, se acostó a dormir. El, se había ido a trabajar, seguramente.
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Esperaba verla estudiando, pero no estaba. Se fijó en la sala, en la cocina, en el comedor, en la terraza. No estaba por ningún lado.
Habían pasado varios días juntos. Tal vez, ella se hubiera cansado y hubiera necesitado volver a su casa. Era probable.
Aunque a él no le pasaba.
El quería verla.
Se estaba empezando a desvestir, cuando la vió. Acostada en su cama, abrazada a la almohada.
Tenía todo el cabello en la cara. Sonrió. Era adorable.
Sin dudarlo, se terminó de cambiar y se metió a la cama con ella abrazándola.
****
Se pasaron toda la mañana juntos. Desayunaron y almorzaron en la cama, entre besos, risas y caricias.
Habían prendido el equipo de música, en la radio que le gustaba a Paula, para que estuviera de fondo mientras Pedro preparaba su valija.
Ella se ofreció a ayudarlo, después de todo, no rendía otra materia, hasta dentro de un par de días.
Fueron doblando la ropa, mientras bailaban y tarareaban las canciones que tanto conocían.
Guns N Roses, Starship, Depeche Mode… Paula se sentía como en casa. Siempre le había gustado esa música, se sentía a gusto.
Y él lo había notado.
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No le quedaba remedio que unirse a su locura.
Sin poder evitarlo, la tomó del rostro y la besó.
Y mientras sonaba Keep on loving you, de REO Speedwagon, -una de las canciones más épicas de amor, en miles de películas, pero también en la vida real-, se despidieron en un beso lleno de pasión.
****
Era hora de que Pedro se fuera.
A ningúno le gustaban las despedidas, así que Paula no lo acompañó al aeropuerto. Solo se fue a su casa en un taxi.
Quince días.
Ya lo extrañaba. Cómo podría estar dos semanas sin él?
Cómo iba a estudiar para sus exámenes, cuando en su cabeza solo estaba Pedro?
El le había pedido que le escribiera mensajes todos los días, y se hablarían por Skype.
Sonrió al recordar como, media hora antes de dejar su departamento, le había insistido miles de veces para que fuera con él.
Y le hubiera encantado.
Pero no podía. Llegó a su casa, y preparó las cosas para estudiar, mientras cenaba una sopa instantánea.
Cuando hizo un recreo de los libros, miró su celular. Tenía un mensaje.
Barbie hermosa, ya te extraño…
Tu novio. P
Miró el reloj, probablemente ya estaría volando, así que lo leería mañana. Pero de todas formas le escribió.
No me digas así, que soy de lágrima fácil, Ken.
Te extraño… van a ser los 15 días más largos.
Tu novia. P
No podía creer, que tan solo una semana atrás, las cosas eran tan diferentes. Y ahora estaba de novia, con Pedro.
Su modelito, que la volvía loca.
Su corazón se agrandó de alegría, y de emoción
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