Al día siguiente, se despertó con un mensaje de Pedro.
Sonrió, abrazando el celular.
Buen día, Barbie. No quiero que llores. Prefiero que te rías. Me encanta cuando te reís. Sos hermosa cuando te reís.
Paula sonrió. En las últimas 24 hs., había estado caminando entre nubes. Nada iba a arruinarle la felicidad. Pensó en una respuesta, y lo único que quería decirle, no podía. El había reaccionado mal, cuando ella se lo había dicho.
Tipeó lo primero que se le cruzó por la cabeza.
Sos muy dulce, Ken. Te mando besos. Muchos.
Tu novia.P
Los primeros días, habían sido más fáciles.Pedro, le había mandado mensajes todo el tiempo, y se habían visto por cámara en Skype.
Se mandaban besos, hasta comían juntos.
Incluso, uno de los compañeros de habitación de él, lo había agarrado como objeto de sus bromas.
Le parecía gracioso que estuviera tan pendiente de su novia, y que estuviera a cada rato mirando su teléfono a la espera de que sonara.
Paula, estaba cada día más enamorada.
Pero a medida que pasaba el tiempo, él estaba más ocupado con la campaña, los desfiles y las presentaciones sociales, así que les costaba coincidir en horarios.
Paula, que estaba en época de parciales, no podía quedarse sin dormir, y les estaba costando.
En especial, ese jueves.
Había tratado de llamarlo varias veces, y le había saltado el contestador.
Horas mas tardes, él le había mandado un mensaje de texto que decía que no la podía atender porque estaba en una sesión de fotos.
Paula lo extrañaba. Quería escuchar su voz. Pero entendía que estuviera trabajando.
Marcos, la había llamado para juntarse un rato esa noche, y de esa forma, descansar de los libros, tomando una cerveza.
Ni siquiera tuvo que pensarlo.
Se juntaron, y como era una costumbre que se había formado entre ellos, después de comer, pusieron una película.
—Rubia, por qué estas tan estresada? Te va a ir bien en los exámenes…
—Ehm…si. Supongo que si. En realidad extraño a Pedro.
—Y llámalo. — le dijo él, como si fuera algo obvio.
—Está trabajando. Me dijo que me llamaba mañana. — le dijo ella mordiéndose las uñas.
Siguieron viendo la película, hasta que cerca de las 2 de la mañana, sonó el celular. Raro.
Y si era Pedro? El se levantaba temprano en Londres, así que podía ser. Atendió.
—Flaqui?
—Flor? Hola, donde estas que se escucha ruido?
—En una fiesta. Estabas durmiendo? Te tengo que decir algo.
—No, estoy acá con Mar. Qué pasa?
—No es lindo lo que te tengo que decir…pero sos mi amiga.
—Me asustas, Flor… qué pasa?
—Pedro, se fue a Londres a hacer la promoción de la campaña…y Rebeca fue también. Coty, es amiga de la modelito, parece que…, Ay no se como decírtelo.
Pero Paula ya lo había entendido. Por eso había estado tan ocupado y no había podido atender.
—Parece que fueron juntos a un evento, y a la salida se volvieron al hotel juntos, y bueno…no me hagas que te siga contando. Decime que me entendiste.
—Te entendí, Flor. Estas segura de lo que me contás?
—Si. Coty llamó a Rebeca, y los escuchó…juntos.
A Paula se le había helado el alma. Se sentía mal. Como si estuviera a punto de vomitar. No pudo seguir hablando. Le pasó el teléfono a Marcos, y se encerró en el baño.
Pedro le había advertido, que no sabía como era una relación. Que era probable que lo arruinara.
Pero bueno, lo había hecho. Y ella, una vez más había creído. Le había confiado su corazón. Y otra vez se lo habían destrozado.
Pero necesitaba confirmarlo.
Se recompuso, y saliendo del baño, prendió la computadora.
—Eu rubia, que haces?
—Lo llamo por Skype. A esta hora tiene que estar despierto. Y si no, voy a insistir al celular. Te contó Flor?
—Si,Paula. Y lo mejor es que por hoy lo dejes. Estas muy nerviosa. Mañana lo hablas.
—No puedo, Mar. Necesito verlo. — dijo, conteniendo las lágrimas.
Su amigo no pudo discutirle. Se sentó a su lado, mientras le sujetaba una mano, dándole fuerzas.
Varios tonos, nada…
Hasta que por fin atendió. Una imagen borrosa.
Oh Dios. No era Pedro, era ella.
Rebeca.
Vestida solo con una camisa de él. Una camisa que Paula reconocía.
La modelito se acercó a la cámara y le dijo.
—Hola… Cómo era tu nombre? Bah, no me importa. Pedro no te puede atender…Esta ocupado. — dijo mientras se mordía el labio y miraba hacia atrás con una sonrisa pícara.
Atrás se veía una cama, y alcanzó a ver alguien acostado.
Un hombre. Pedro. Cortó la comunicación. No iba a poder ver. No iba a soportar verlo a los ojos.
Dejándose ir, soltó todas las lágrimas que se había estado guardando.
Lloró desconsoladamente.
Estaba en el mismo lugar que el año anterior. Cómo le había pasado? Se abrazó a su amigo con fuerza, mientras él le acariciaba el pelo, y le decía palabras dulces al oído.
Se quedó dormida en sus brazos, después de llorar y murmurar incoherencias.
El día siguiente, se despertó en su cama.
Marcos, la había llevado, y se había acostado a su lado. La tenía sujeta en un abrazo protector.
Ella se sentía adormecida. Le dolía el cuerpo. Solo era dolor.
No había nada más.
Se sobresaltó cuando empezó a sonar su celular y Marcos, asustado, había pegado un salto.
Vió la pantalla. Pedro.
Mierda.
No podía con eso ahora. Rechazó la llamada. Una. Dos. Tres. Diez llamadas.
Escuchó que le había entrado un mensaje de texto. No lo leyó.
Le dio un beso en la mejilla a su amigo, y se fue a bañar. Le esperaba un día largo de estudios. No iba a pensar en él. No iba a pensar en nada que no fueran sus apuntes.
Marcos se había ido a la tarde, y en el trabajo le habían dado el día para prepararse en los exámenes.
Lo cual, había agradecido. Ir a trabajar y ver todas esas fotos de Pedro, era lo último que necesitaba.
Había estudiado como nunca en su vida. Tomándose todo el café de su departamento, sin siquiera mirar su computadora.
A la noche, antes de irse a dormir, después de mirar de reojo el celular unas mil veces, lo agarró con enojo. Enojo hacia ella misma.
Y leyó el bendito mensaje, en el que había pensado todo el día.
Hola hermosa. Traté de llamarte, capaz estas en clase. Estamos desencontrados. Te extraño tanto.
Tu novio. P
Y sintió como un puñal afilado se clavaba en su pecho y no la dejaba respirar.
Lloró. Se dejo ir, llorando con todo su ser, sacudiéndose en el dolor, se permitió sufrir. Como nunca antes en toda su vida.
Al día siguiente, tuvo que poner su celular en silencio, porque Pedro no había parado de llamarla.
Vagamente, se preguntó, cuando alguien le diría que ella lo había descubierto. Alguien lo haría alguna vez?
Podía enfrentarlo, y sacarse todo lo que tenía en el pecho para decirle. Pero no.
Sabía, ahora por experiencia, que las palabras podían lastimar más que los golpes físicos. Y a ella no le quedaba espacio para más dolor.
Había revivido los momentos vividos junto a él, en cada sueño, en cada momento en donde se encontraba con la guardia baja. No lo soportaba.
Se dijo que apenas terminara de rendir, se iría a Córdoba. Y eso era lo que la sostenía de pie.
****
Los días que siguieron, y ella había seguido con su rutina.
Había estudiado, había comido, había hablado brevemente con su familia, y había ignorado por completo su celular, rechazando las llamadas y borrando mensajes.
Ni que hablar de la computadora. Que ahora, parecía, para ella, estar embrujada. Porque lo último que había visto había sido, como su novio la engañaba.
No quería ni prenderla.
Le hizo acordar a su situación con David.
Siempre era ella, la que terminaba escapando de ellos.
Aun cuando no había hecho ningún daño a nadie.
Era ella la que tenía que huir.
****
Pedro, se había empezado a desesperar. Al principio había pensado que se debía a que por causa de sus horarios e habían desencontrado.
O tal vez, había sido el servicio de la empresa telefónica, o estaba demasiado ocupada estudiando…
Pero al cuarto día, ya era ridículo.
Qué sucedía? Se habían prometido escribirse mensajes, y él le había escrito, al menos, unos mil.
Con impotencia, buscó en su móvil el teléfono de la agencia en donde trabajaba su amiga, Flor.
Necesitaba saber que estaba pasando.
Cuando él se fue de Argentina, estaban bien.
Estaban mejor que eso. Habían sido los mejores días de su vida. Lo que tenían, había crecido. O eso creía él.
Por suerte, la amiga modelo de Paula, estaba en la agencia cuando llamó.
—Hola — le contestó cortante.
—Hola Flor. Disculpá que te llame, pero me estuve queriendo comunicar con Paula, y no puedo… no sabes si…—y ella lo interrumpió.
—Y no te va a atender. Dejala en paz. — le dijo, escupiendo las palabras.
—Qué? Por qué?
—Vos sabés por lo que pasó con su ex? Para que vos ahora le hagas esto?
—De que estas hablando?
—Ella sabe de lo tuyo con Rebeca. Los vió.
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