lunes, 7 de diciembre de 2015

CAPITULO 63




Se habían pasado toda la mañana haciendo compras, y habían almorzado algo al paso en uno de los restaurantes
tradicionales con asientos afuera, para luego seguir comprando y comprando.


Cualquier hombre a estas alturas hubiera estado al borde del colapso, pero no. El estaba animado.


No se había conformado con comprarle el vestido, y unos zapatos que iban perfectamente a juego, también había insistido en comprarle unos pendientes y ropa interior. La había convencido diciéndole que ese vestido no podía llevarse con cualquier cosa, que venía ropa especial para ponerse debajo. Pero tenía sospechas de que esa última compra, era más para él, que para ella.


Había escogido un conjunto muy bonito de La Perla, que consistía en un bustier de encaje con lazos de seda en
colores crema, muy similares a su piel, y una tanga en los mismos colores, totalmente de encaje.


Su argumento, es que con esa ropa interior el vestido le sentaría y le caería mejor, y por supuesto, no se le notaría.


El sabía de moda, de prendas, de telas. 


Iba a tener que creerle.


Aunque después de bañarse, estaba en frente del espejo mirándose, y no podía creer que era ella.


Nunca se hubiera comprado este tipo de lencería por su cuenta.


Dando un suspiro, se calzó el vestido y los zapatos.


Se había peinado de manera simple, con las ondas naturales que ella tenía, en un semi-recogido hacia el costado. Se
había maquillado con esmero, tratando de poner mucha atención en todas las cosas que sus amigas modelos le habían enseñado. Ya después de tanto tiempo de estar con ellas, había aprendido un truquito, o dos.


Pedro golpeó la puerta dos veces antes de abrirla. Pudo ver en el reflejo del espejo su cara de sorpresa al verla.


—Wow, Paula… – le dijo tomándola de la cintura. —Estas preciosa.


—Gracias. – le dijo ella sonriendo.


Agarró el cuello de la camisa de él y se la arregló. La marca que ella le había hecho con los dientes no se notaba. —
Vos estás…precioso…


—Gracias. – le dijo besándola.


Y de verdad lo estaba. Con un elegante traje negro, camisa blanca prendida hasta arriba, con pajarita y moño. Estaba para partirlo al medio… de un beso.


Lo tomó por las mejillas, haciendo el beso más profundo, y él la agarró fuerte de la cintura, bajando más y más, acercándola a su cuerpo. Ella gimió suavemente cuando lo sintió entre las piernas.


—O nos vamos ya, o nos quedamos y le digo mañana a mi mamá que me enfermé y no pude ir – le dijo él pegado
a su boca.


La besaba con desesperación, tocándola con deseo, agitado, estaba perdiendo el control.


Empezó a separarse mientras sonreía.


—Después de todo lo que gastaste por esto – dijo ella señalándose. —Va a ser mejor que vayamos a ese evento.


—Un dinero muy bien gastado. – dijo sin dejar de mirarla. —Y me importa muy poco en este momento.


Ella sonrió. Le encantaba que él sintiera esas cosas, le gustaba volverlo loco. Mordiéndose los labios, acarició a
Pedro por sobre su ropa, hasta llegar entre las piernas. El gruñó.


—Tenemos toda la noche Ken. – le dijo al oído.


Lo agarró mejor, abarcándolo por completo una vez, antes de sacar su mano despacio, demorándose. El había cerrado los ojos, y tenía las mandíbulas tensas.


La miró divertido.


—Te voy a tener que tomar la palabra, Barbie.


Ella se rió y se encaminaron al auto.



****


El separarse de ella en ese momento, había sido un desafío. 


Trato de recordar por que era tan importante que asistieran
a la fiesta, y ninguna razón parecía venirle a la mente. La quería en su cama, ahora.


Lo único que le quedaba, era esperar que esa noche pasara rápido, para poder llevársela de allí y perderse en ella.


Iba a sacarle ese precioso vestido, disfrutando de cómo rozaba su piel, tomándola por la cintura, mirando esa ropa interior nueva… mierda.


Cambió rápido de pensamientos, porque no era lo más inteligente mientras manejaba. Tomó aire varias veces y se calmó.



****


Cuando llegaron, Paula estaba aterrada.


Acababan de entrar a una residencia que se parecía a un castillo, de fachada gris, con enredadera, torres altas, balcones, techos azules. Sacado de un cuento de hadas. 


Las inmediaciones eran igual de impresionantes.


Estuvieron varios minutos para traspasar todo el parque de adelante, y llegar al camino de la entrada.


El lugar estaba iluminado con luces que empezaban desde el suelo y se proyectaban a lo largo de la casa, hasta el cielo. Estaba empezando a llenarse de gente.


No había señales de la anfitriona por el momento, cosa que agradeció, así podía aclimatarse y dejar de tener la boca abierta como un pescado, por la impresión que todo eso le causaba.


Habían dispuesto una alfombra de color roja hasta la entrada.


Uno de los empleados, recibió las llaves del auto y unos mozos, se acercaron con bandejas para que tomaran unas copas de champagne.


Pedro se encontró con algunos conocidos, y se acercaron a hablar.


Todo lo que habían dicho era en inglés, pero ella sabía hablarlo perfectamente.


—She is Paula, my girlfriend.She is a photographer, from Argentina.
(Ella es Valentina, mi novia. Es fotógrafa, y es de Argentina).


Ella saludó educadamente. Ahí estaba esa palabrita de nuevo. Le causaba el mismo impacto en castellano que en inglés, comprobó.


Hablaba de ella con amor, y eso la conmovía. La tenía tomada de la cintura, pero cada tanto se acercaba más y le
deba algún beso.



****


Quería que todo el mundo la conociera.


Estaba bellísima con ese vestido, y no se le había pasado por alto como el 90% de los hombres se habían dado vuelta
para verla. Se sentía orgulloso de estar ahí con ella. Y quería presumirla con todos sus conocidos. Ella sonreía, y esperaba a que él la presentara. Era tímida, algo que conocía poco de ella, pero que había visto en alguna ocasión
con otras personas presentes, y eso le daba ternura.


El, hablaba de sus éxitos y de su talento en su profesión, pero ella siempre tenía algún comentario humilde para hacer, quitándose crédito. Podía ver que le caía bien a todos. Sonrió y le besó el pelo.


Entonces una voz a sus espaldas, hizo que Paula se pusiera rígida.



****


Pedro!








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