Tomó aire por la boca, y siguió haciendo su trabajo.
Tenían tanto material como para completar la campaña, pero iban a hacer otra sesión en una locación diferente para futuras publicidades.
Estaba feliz y orgullosa de su trabajo. Había superado sus
expectativas.
Era un sueño hecho realidad.
Cerca de las 11 de la noche, salió de la productora, y casi pega un grito con lo que vio.
Flor, Marcos, una amiga modelo, Mica, y ahora, Anabela, la esperaban afuera para felicitarla por su primera producción.
No pudo evitar emocionarse un poco, ante tal muestra de amistad, y cariño.
Estaban genuinamente felices por ella.
La llevaron a comer, a un lugar que quedaba cerca. Estaba iluminado con velas, y ambientado con música muy suave.
Podría haber sido muy romántico, si no se hubiera tenido en cuenta que sus amigos no paraban de gritar, bromear, aplaudir, y brindar. Ella reía.
Anabela no solía salir, así que valoró el gesto. Sabía que lo hacía por ella.
Después de esos casi dos meses, esta era la primera vez, que se podía decir que estaba feliz.
Cuando terminaron de comer, Flor dijo que iban a salir. A lo que obviamente, su nueva amiga, se negó por completo.
Oh, pero todavía no la conocía.
Podía ser tan persuasiva. La verdad es que, había insistido tanto, que terminó por aceptar, dándole a Paula una mirada
asesina.
Marcos estaba por sugerir un lugar, pero Mica lo frenó.
—No, no. Esta es una salida de chicas. Hace mil años que no salimos.
El la miró casi sacándole la lengua, pero tenía razón.
—Bueno, de todas formas, tengo que entrenar mañana. Así que chicas, pásenla lindo.
Y tras darle un beso en los labios a Paula, se fue a su casa.
Las cuatro amigas, se fueron a preparar para salir a bailar.
Paula, había ayudado a Anabela a producirse. Le había prestado algo de ropa, y la había maquillado.
Rió. Antes tenían que enseñarle a ella a hacer estas cosas, y ahora, lo hacía para alguien más.
Había cambiado tanto.
Llegaron al local, estaba lleno de gente. Anabel, se sujetaba de su brazo, estaba tan fuera de su terreno.
La animaron para que tomara con ellas, y así muy de a poco, se fueron soltando.
Le hicieron notar que estaba preciosa, y todos se daban vuelta para mirarla.
Sus amigas modelos, habían encontrado un par de caras conocidas, y estaban todos hablando en el mismo grupo.
Paula levantó la mirada, y su corazón se detuvo.
Pedro, estaba parado al lado de la barra.
Flor y Mica se estaban llevando a Anabela, para que conociera un chico, y ya estaban demasiado lejos como para
seguirlas. Sus pies se habían quedado clavados en el lugar, incapaces de avanzar.
El la miró, y sin dudarlo, se acercó hasta donde estaba.
Ella estaba un poco borracha, y esto la confundía. Qué debía hacer? Lo poco que le quedaba de lucidez, le decía que
saliera corriendo. Pero su cuerpo se quedaba ahí.
Plantado en el lugar.
Pedro, la tomó por la cintura y acercó su boca a su oído.
—Felicitaciones, Barbie. – le dijo con la voz baja, suave, casi un susurro.
Ella no contestó. Tampoco se apartó.
Había perdido la capacidad de reacción desde el momento en que él la había tocado.
El llevó su nariz a su pelo, detrás de las orejas, y suspiró.
Las piernas de Paula se aflojaban.
—No te das una idea como extrañaba tu perfume…
Suavemente, atrapó el lóbulo de su oreja con los dientes, y respiró profundo.
Todo el cuerpo de Paula se estremeció. Cerró los ojos, y casi involuntariamente, llevó sus manos a los hombros de él, buscando apoyo.
Pedro, viendo que ella no se apartaba, y ahora lo estaba sujetando, fue más allá.
Rozó sus labios por el cuello, despacio, dejando besos en su camino, hasta llegar a la mandíbula.
Ahí se frenó y abrió los ojos.
Ella estaba con los ojos cerrados, hasta ese momento.
Cuando sus miradas se encontraron, todo el boliche desapareció. Solo estaban ellos dos.
Se sintió como en casa. Nada se comparaba con estar entre sus brazos.
Ojalá pudiera volver el tiempo atrás, pensó.
El empezó a acercarse a su boca.
Sentía sus labios casi rozándole los suyos. Su calor, quemaba. Todo estaba en silencio.
No. No podía caer. No podía ser tan estúpida.
Se separó de él de un tirón y corrió buscando a sus amigas.
Pedro la había querido retener, pero ella había escapado.
****
Ella todavía lo quería, todavía lo deseaba. Todo su cuerpo había reaccionado tras ese breve contacto.
Dios, como había extrañado tenerla así.
El sonrió.
Todavía no era tarde para ellos.
****
Apenas llegó a su casa, el peso de lo que acababa de pasar le cayó de golpe.
Los ojos se le llenaron de lágrimas.
Se sentía tan vacía, tan sola, tan fría.
Esa noche, como tantas otras, lloró hasta dormirse.
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