martes, 10 de noviembre de 2015

CAPITULO 17





Paula, que estaba mirando desde atrás, pensaba que todas eran buenas. Los dos eran muy fotogénicos.


Llegó el momento de que posaran juntos, y se le pidió a Pedro, que se sacara la remera, y que en las tomas, le sujetara la remera a Rebeca como si quisiera sacársela también.


Ambos reían, y se decían cosas al oído. Era obvio que no solo habían compartido intimidad, si no que también, mucho trabajo juntos.


Ella también venía de Londres, así que probablemente se conocieran de años.


Sentía que se ponía de todos colores, cuando le indicaban a Pedro lo que tenía que hacer, o como la tenía que tocar. Y los dos parecían estar disfrutándolo.


Su lado racional le decía que era trabajo, que estaban interpretando un papel. Y eso lo podía entender. Lo que le molestaba y la sacaba de sus casillas era que ellos, en la realidad, también hacían cosas. No quería pensar la cantidad de cosas, pero lo mismo lo hizo. No podía evitar imaginárselos en miles de posiciones distintas.


Se conocía y estaba empezando a ver todo rojo.


Llegó a la conclusión de que nunca podría salir con un actor. 


Verlo en escenas con otra actriz, la hubiera puesto a caminar por las paredes.


Pero después se tuvo que frenar. Ella no estaba saliendo con Pedro. Los dos tenían derecho de hacer lo que se les diera la gana.


Quiso salir corriendo de ahí. Lo hubiera hecho, pero le importaba demasiado su trabajo.


Se concentró en lo que tenía que hacer, y trató de hacer de cuenta que el modelo que estaba en frente de ella no era su modelito. Era otro.


Para cuando el día terminó, tenía todo el cuerpo tenso, y las mandíbulas empezaban a dolerle de cómo había apretado los dientes.


Cuando los modelos terminaron de cambiarse, la gente de la agencia les pidió que se quedaran más tiempo, y que se reunieran y cenaran con ellos. Aparentemente tenían que discutir cosas de trabajo.


Paula se desilusionó un poco. En parte, había aguantado los celos, reconfortándose en que apenas terminaran, ella y Pedro se irían juntos. Pero no iba a ser así.


Eduardo se puso pesado dándole órdenes para que lo ayudara a desarmar el estudio, y le dijo que se tenían que quedar media hora más, descargando las fotos que se habían sacado hasta ahora.


Así que cuando pudo encontrar a Pedro, de lejos, lo saludó con una mano, y se fue al laboratorio del primer piso donde estaban las computadoras a seguir trabajando.




****


Pedro se quedó con la gente de la agencia, que les decían algo de una presentación social en un evento el sábado, en donde ellos tenían que ir juntos. Era favorable para la publicidad que se los viera en dos o tres fiestas.


Pedro no escuchaba nada de lo que le decían. 


Constantemente estaba esperando que Paula saliera para invitarla a comer, o a su casa. Pero ella no salía.


Cansado de esperarla se acercó a Eduardo, que estaba llenando unas planillas.


—Paula a que hora sale?


—Tiene que bajar todas las fotos, y después se queda conmigo a editarlas.


Pedro se daba cuenta, por la forma de hablar de Eduardo, que lo decía para molestarlo. Así que no le siguió el juego.


—Ah, buenísimo. Gracias, eh? Nos vemos.


—Nos vemos. Genial tu trabajo hoy.


—Gracias


Y así, ofuscado como pocas veces, salió de la productora, se subió a su auto y se fue directo a su casa.



****

Después de media hora, Paula, ya había bajado todas las fotos, así que fue al estudio, para ver si podía ver a Pedro.


Pero no quedaba nadie. Solamente Eduardo.


—Se fueron todos?


—Si. Los de la agencia deben estar atrás cargando todo en los camiones, pero los modelos se fueron. Juntos.


A Paula no se le pasó por alto lo malintencionado con la que dijo “juntos”. Sintió como se le revolvía el estómago.


Ella pensó que quería verla, pero se había ido con Rebeca.


Eran las reglas del juego. Ella tendría que hacer lo mismo.


Buscó su cartera y se fue.


Al otro día, cuando volvió de la facultad, vió que tenía varias llamadas perdidas de David.


Marcó su número, y después de sonar una vez, este la atendió.


—Paula! Cómo estas?


—Bien vos? Ya estas en Buenos Aires?


—Bien también. No, al final llego el sábado porque mi viejo se colgó con unos trabajos y tengo que dejarle todo hecho antes de irme.


David trabajaba en el estudio de abogados de su padre. Le iba a servir de mucho ya que estaba estudiando abogacía.


—Pero te llamé porque quedé en hacerlo. Como van tus cosas?


—Mal. Me persiguen fotógrafos y periodistas todo el día.


—Uf si, me imagino. No te estas por casar, no?


—En serio me tenés que preguntar?


—Y que se yo!


—No, ni estoy embarazada tampoco.


—Ah ah, ok.


—Increíble. Te juro que a veces tengo ganas de salir corriendo.



—Aguantá un poquito que en un par de días estoy por allá para hacerte reír un rato.


Y siguieron hablando relajadamente, por muchísimo tiempo.


Cerca de las 10 de la noche le tocaron el timbre. Su corazón le dio un vuelco. Pero era Marcos

.
—Hola rubia, como estas?


—Y, he estado mejor.


—Oh, mil disculpas. Yo estoy un poco mas acostumbrado que vos a todo esto. Pero te traigo re buenas noticias.


Paula pensó que no solo el tema de los paparazis la tenía mal. Desde la noche anterior, no había podido parar de pensar en Pedro. En que había salido con la modelito. En que se habían ido juntos, después de verse y ni siquiera poder cruzar dos palabras. En que era muy probable que hubieran pasado la noche juntos. Ahí, en la misma cama en la que había estado con ella.


La idea la hacía sentir enferma. Pero trataba de no pensar demasiado.


—Mis abogados ya enviaron un par de cartas documentos, y no se va a hablar mas del tema.


—No podes prohibirle a nadie que…


—No, no. No vamos a prohibir nada. El tema es que las fotos no prueban nada, y no hay medio que quiera en este momento cargar con un juicio.


—Pero..


—Además, mi representante les dijo que me están perjudicando con estos dichos y que están afectando mi rendimiento en la cancha. Y ahí hay otros intereses…


—Entonces no van a publicar más cosas?


—Nada más


—Pero tampoco van a decir que todo lo que dijeron era mentira.


Marcos la miró como pidiendo disculpas.


—Perdón rubia.


—No tenés nada que perdonar. Yo también salgo en las fotos.


—Si, pero nunca se hubieran publicado de no ser porque yo soy conocido


—Famoso. Sos famoso. Y no, no hay drama. Ya no me van a perseguir mas. Eso es lo bueno.


Marcos le sonrió y la abrazó.


—Hablaste con Coty?


—Si, hablamos un montón. Mañana vuelve. Por lo menos algo positivo tenía que salir de este quilombo. Ya esta todo bien con ella.


—En serio? Me alegro morocho!


Paula se sentía un poco mejor. Siguieron charlando, comieron una pizza, y vieron un poco de tele.


Cuando era tarde, Marcos se fue y Paula se fue a dormir.


El viernes trascurrió sin muchas novedades. Ahora podía salir a la calle y no iba a ser perseguida por nadie. En el trabajo habían sido horas y horas de editar fotos.


Tuvo que aguantar igual que el día anterior ver las fotos de Pedro, con esa modelo preciosa. Era innegable que entre ellos había química. Hacían tan buena pareja.


Los dos tenían ojos azules oscuros, y sus facciones eran delicadas y perfectas. Suspiró y cerró todas las fotos. Se fue a su casa desanimada y con ganas de llorar.


Flor había salido con su chico, así que al no tener ningún plan, se fue a acostar mas temprano que nunca.


Su celular la despertó a las 10 de la mañana de ese sábado.













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