lunes, 9 de noviembre de 2015

CAPITULO 14





Ella puso las manos en su pecho. Podía sentir sus músculos por debajo de la tela de la camisa. Ella ya lo había visto y sabía que tenía un cuerpo impresionante.


El, empezó a desvestirla mientras le daba besos a lo largo de la mandíbula, el cuello, detrás de las orejas.


A Paula, esos besos la obligaban a cerrar los ojos, y se apretaba más a él.


Como lo había hecho la noche anterior, Pedro le sacó la remera de un tirón. Ella, empezó a desprenderle la camisa a él. Mientras con cada botón que desprendía le daba un beso más y más profundo.


En el momento que se acercó a su pecho sin camisa, en contacto con su piel, Paula sintió el rose con tanto placer que soltó un gemido en la boca de Pedro.


El, al escucharla la deseó todavía más y gimiendo también, la agarró de la cola y la apretó contra él para que ella se diera cuenta de cómo estaba.


Ella, llevó las manos a la cintura del pantalón de Pedro para desprendérselo. El, hizo lo mismo, pero cuando desprendió el de ella, metió una de sus manos y la acarició por encima de la ropa interior.


Paula hacia la cabeza hacia atrás, mientras él la tocaba. 


Nadie la había tocado de esa manera. Lo que más le gustaba era darse cuenta de que cada cosa que hacía ella, tenía una reacción en él.


Se sintió deseada. Y haciendo como hacía él, metió una de sus manos por dentro de su pantalón y empezó a tocarlo.


Las caricias de él, se hicieron mas rápidas, y su respiración se contuvo por unos segundos.



****


El miraba hacia abajo, mirando como ella lo tocaba, mientras la tocaba a ella. Era una de las cosas más sensuales que había visto. Y los dos no podían más.


Moviéndola despacio, la condujo hacia la cama, en donde la acostó.


Seguían tocándose, mientras él le abría las piernas con una rodilla.


Lentamente le sacó la mano de adentro del pantalón, para empezar a bajárselo junto con su ropa interior.



****


Como él se movía, ella también tuvo que sacar la mano.


No podía pensar en nada, lo quería ya mismo. Y quedo solamente en corpiño.


El se lo desprendió y se sacó el pantalón. Ella estaba desnuda, y él en bóxer.


Le acarició los pechos y se los besó mientras buscaba acomodarse entre sus piernas.


Buscó su boca, y siguieron besándose cada vez más fuerte, al mismo tiempo que él se pegaba más a su cuerpo y empujaba moviéndose como si no pudiera esperar más.


Paula cerraba los ojos disfrutando del roze y la fricción con la tela de su ropa interior.


En cada movimiento, ella sentía más y más placer.


Hasta que en un impulso fuerte ella no pudo más y se dejó ir, gimiendo fuerte.


El, excitado por lo que acababa de pasar, se sacó el bóxer sin poder seguir esperando, y después de ponerse un preservativo, le susurró al oído.


—Ready Barbie? (Lista Barbie?)


A lo que Paula, solamente pudo asentir. Ese gesto le encantó a Pedro, que le mordió el labio inferior mientras le daba más y más besos.


Antes de entrar en ella, se movía para seguir tentándola. 


Sabía bien lo que hacía.


Era una caricia sexy, y que la llevaba al límite cada vez, estaba tan cerca, y solamente se quedaba afuera.


Ella llevaba la cabeza hacia atrás, cerraba los ojos, y le pareció que le pedía por favor, pero no estaba segura. Ya no era dueña de su cuerpo, ya no pensaba, era todo sensaciones.


Y él, dejándose llevar también, puso sus manos a los costados de la cabeza de ella y por fin la llenó. Muy despacio al principio, y cada vez más fuerte y rápido después.


Los dos gemían de placer y se repartían besos en donde podían.


El le agarró las rodillas queriendo que se abriera mas, y después de dos o tres embistes ella otra vez había estallado en mil pedazos. Era algo fuerte, tanto, que se estremecía en pequeñas convulsiones que de a poco se iban calmando.


El se sujetó fuerte de su cadera, y después de moverse un par de veces más, se dejó ir también.


Se recostó agitado y la abrazó de manera que ella apoyaba la cabeza en su pecho, como lo habían hecho esa última noche, en la que solo habían dormido. Y así, se quedaron un buen rato hasta que se calmaron.


Había sido el mejor sexo que Paula había tenido. Tenía poca experiencia, solamente había estado con su ex, y habían estado pocas veces, pero ella recordaba que estaba demasiado pendiente de estar haciendo las cosas bien, de estar viéndose bien mientras lo hacía. Era demasiado. 


Con Pedro se había dejado ir por completo. Era casi como bailar.



****


Pedro, mientras volvía a respirar con normalidad, pensó que de ninguna manera esto iba a ser cosa de una sola noche. 


Todavía no tenía suficiente de ella.


Quería conocerle cada rincón, besarle cada centímetro. 


Hacerle todo lo que él sabia que era capaz de hacerle. La quería volver loca.


Ella era natural, y eso, mas que cualquier otra cosa, lo desarmaba. Sabía que ella no fingía, y eso lo excitaba como nada.


Después de tantas veces que la había visto, que la había deseado a la distancia. Siempre con otros.


Y ahora estaba ahí, con él. Y él la había tenido, la había sentido, había sido parte de ella. Se ponía a mil de nuevo de acordarse lo que habían vivido juntos.



****


Paula, se dio cuenta de que Pedro estaba recuperando las ganas y sonrió.


Haciendo como había hecho él un rato antes, le hablo en inglés:
—Again Ken? (De nuevo, Ken?) — le dijo mientras sonreía de manera pícara.


—Y todas las veces que quieras — le contestó él, contagiándose de su sonrisa como era imposible no hacerlo.


No tuvieron que decir nada más. El, volvió a subirse encima de ella, mientras le decía palabras al oído en castellano y en inglés, también le mordía las orejas. Algo que hacia que Pau arqueara la espalda y respondiera con suaves “mmm…“ de puro placer.


El, sin perder tiempo esta vez, y llevado por los sonidos dulces que Paula hacía, se puso un segundo preservativo y le tomó las manos por arriba de la cabeza.


Ella lo miró los ojos. Esa mirada azul, le dejaba la boca seca, y la hacían ser alguien que ella no conocía, pero que intuía era algo que había tenido siempre adentro.



****

El la miraba, no quería perderse ningún gesto de ella cuando estuviera en su interior.


Mientras no rompían ese contacto visual, comenzaron otra vez. Esta vez, ella se movía con él. Lo encontraba, moviendo su cadera y acompañándolo en un ritmo que después de pocos intentos fue perfecto.


El hecho de que se estuvieran mirando a los ojos, lo hacía todo cien veces mas intenso.


Ella lo miraba con tanta fuerza, que el pensó que iba a explotar. Se apretó a su cuerpo.


Ella soltó el aire y se mordió el labio entrecerrando los ojos.


El la miraba fascinado, era la experiencia mas sexy que había vivido. Mantener así la mirada era algo tan íntimo, que siempre lo evitaba. Pero esta vez, él no quería perderse detalle. Cada cosa que ella hacía, lo sorprendía, y lo excitaba aun más.


De un movimiento rápido la levantó, quedándose los dos sentados, ella por encima de él.


Manteniendo todo el contacto que habían logrado.



****


Ella, teniendo un poco más de control, y mientras seguían mirándose, puso las manos sobre sus hombros y empezó a subir y a bajar en él lentamente. Sintiendo como entraba, centímetro a centímetro y deleitándose con cada gruñido que él hacía.



****


El, llevado por lo que veía, la tomaba de la cola y se hundía más y más fuerte mientras hacía toda clases de ruidos y gemidos. Era demasiado fuerte. El peso de su mirada, con todo el placer que transmitían, y algo más. Era poderoso. 


Era como un hambre, en su forma de mirar. Deseo. Lo miraba con deseo. Nunca la había visto de esa manera, era como conocer una faceta totalmente nueva de ella, que como todas las otras, le encantaba.



****


Ella, se sentía poderosa viendo todo lo que le provocaba a su modelito.


Cuando se sintió cerca de terminar, lo tomó por el pelo y se lo tiró casi de manera salvaje.


El dándose cuenta de que ella estaba cerca, se apuró en moverse mientras se le tensaban todos los músculos del cuerpo.


Así, mirándose a los ojos, los dos terminaron en un fuerte orgasmo, en el que gritaron al mismo tiempo.


Se besaron al tiempo que sus corazones volvían a latir casi normalmente.


Había sido algo genial.



****


Seguían los dos abrazados, sentados en la cama mientras todo volvía a su lugar.


—Paula, eso fue…


—Si, ya sé. Muy.


Era todo lo que podían decir en ese momento, pero se entendieron. Había sido algo fuerte, que los había unido por un momento. Había sido intenso, los había agotado a ambos. Y había sido sexy. Ella sabía que cada vez que lo viera a los ojos, se acordaría de lo que acababan de vivir.



****


El, sabía que pocas veces había tenido una conexión así con alguien. El sexo con Paula, era excelente. Pensó que si recordaba alguna vez lo anterior, seria suficiente para querer más, y siempre más.



****


Estaban totalmente cansados y despeinados, los dos.


Aun así, Paula, con su mente volviendo a la normalidad, le preguntó.


—No tendrías que volver a tu fiesta?


—No, ni loco. Me quedo acá.


Y la abrazó, esta vez como cucharita y descansó un brazo por debajo del cuello de ella.


Ella queriendo sentirlo cerca, se pegó todo lo que pudo a su cuerpo y respiró profundamente. Le encantaba sentir su olor. 


Era un perfume fresco, pero sumamente seductor.


El acariciándola desde su lugar, tomó con sus manos los pechos de ella y se los masajeó hasta que sus pezones estuvieran duros debajo de sus manos.


—Vos tenés ganas de ir a la fiesta? — le preguntó algo inseguro, después de pensar un rato.


Paula, revolviéndose con el placer que sus caricias le ocasionaba, se movió presionándole los pechos contra sus manos y tras un largo “mmm”…


—No tengo ganas de ir a la fiesta ahora.


—Mmm…no me digas así, ni te sigas moviendo de esa forma Paula, porque si no, no salimos nunca más de esta habitación, te juro.


—Mmm… —dijo ella y después se rieron.


—Pero si querés algo de afuera, decime. Estás bien? Querés algo, Pau?


No se le escapó el detalle de que era la segunda vez que la había llamado por su nombre, y no blondie ni Barbie. Y el hecho de que le preguntara si estaba bien, la derretía. 


Quería comérselo a besos.


—No gracias. Estoy muy bien. — le contestó.


—Yo también —dijo él, pegando su cuerpo al de ella.


Paula se rió, pero notó también que Pedro, muy de a poco volvía a estar listo para seguir.


La noche siguió así, hasta que se quedaron dormidos. Paula, había notado que empezaba a aclarar.


Seguramente sus amigos la habían buscado, pero ella estaba tan cómoda en los brazos de Pedro que no se quería mover ni un milímetro.


Cuando se despertó, notó que él todavía dormía.


Tenía los ojos cerrados, y la boca levemente abierta. 


Respiraba con tanta calma. Se estaba metiendo en un terreno peligroso. Le gustaba demasiado. No podía encariñarse, y ya lo estaba haciendo. Después de la noche que habían compartido, y después de haber dormido juntos por tercera vez, ella sintió como de solo mirarlo se le aceleraba el corazón.


Sin poder contenerse, se acercó muy despacio y le besó los labios.


El, no despertó, pero se removió apenas y sonrió. Paula también sonrió y se pregunto que estaría soñando.


Aun no podía creer estar así con él. Todavía no podía creer que habían estado juntos, y que había sido de esa manera. 


No se acordaba de haber tenido nada como eso.


Se preguntó si volverían a verse, o si las cosas cambiarían mucho a partir de ahora.


Esperaría a que él hablara del tema, o lo sacaría ella?


En medio de tantas reflexiones, se volvió a quedar dormida.


Se despertó lo que parecieron horas después, sobresaltada y agitada. Tuvo que mirar hacia donde estaba Pedro para darse cuenta el porque.


Estaba despierto, y le acariciaba la entrepierna mientras besaba uno de sus pechos a un ritmo lento y desesperante.


Cuando él se dio cuenta de que se había despertado, levantó su cabeza y le buscó la boca para besarla.


Ella lo recibió sin dudarlo. No sabía desde cuando la estaba tocando y besando mientras dormía, pero sabía que había sido el tiempo suficiente para que ella estuviera al límite.


Agarró al modelito por la espalda queriendo pegarse más a él.



****


Pedro, se había despertado un rato antes, y al verla dormir y sonreír no había podido contenerse.


Apenas rosó sus pechos ella empezó a gemir y moverse entre sueños. A Pedro, se le tensaba todo el cuerpo cuando la escuchaba. Quería más y más.


Y ahora, estaban ahí los dos, despiertos y besándose desesperadamente, con las respiraciones desacompasadas.


Pedro estiró la mano a su mesa de luz para buscar un preservativo y sin tardar se lo puso.



****


Paula, no podía aguantar más. El modelito la tocaba y la hacía gritar de placer.


Llevó su mano hacia abajo, y tomándolo, de a poco se lo llevó a su interior.


Pedro, ante esto, hizo la cabeza hacia atrás, dejándose llevar por una ola de placer que lo hizo gruñir.


Le encantaba que ella se sintiera cómoda con él. Parecía mentira que esto había empezado la noche anterior. Sus 
cuerpos se movían como si se conocieran de toda una vida.


Decir que encajaban a la perfección, era quedarse cortos.


El ritmo era lento, y muy, muy profundo.


Paula se había despertado tan acalorada, que quería ya liberar todo lo que él le había provocado. Sin pensar en la timidez, o en nada más, le susurró al oído con la voz ronca y entrecortada.


—Más rápido Pedro.


El, por solo escuchar esa manera de hablarle mientras estaba en su interior, pensó que iba a estallar en ese mismo momento, pero se aguantó buscando la velocidad que ella quería. Concentrándose en que ella encontrara el placer, en hacer que se volviera loca.


—Mmm…así…


Volvió a decir ella, y ningúno de los dos pudo mucho más. 


Ella le ajustó las piernas en la cadera, gritó y todos sus músculos se tensaron.


El, al sentirlo no pudo hacer otra cosa que dejarse ir, soltando el aire con fuerza.


Pegó su cara en el cuello de ella.


Así se quedaron unos minutos, hasta que él, lentamente mientras salía, la besaba con ternura y mimo.


Los dos estaban sin aliento, pero eran como imanes que no podían separarse.


Abrazados siguieron besándose, hasta que el celular de Paula empezó a sonar.


Pedro hizo un sonido ronco con la garganta, como quejándose, que hizo reír a Paula, que aprovechó para ver quien la llamaba.



David.







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