domingo, 6 de diciembre de 2015

CAPITULO 60





Pasados unos minutos, Pedro entreabrió la puerta dando dos golpecitos y asomándose para ver si ella todavía seguía hablando por teléfono.


Pau sonrió.


—Golpeas la puerta en tu propia casa? – le preguntó divertida.


—Si, fue raro. Pero no quería molestar. – dijo acariciándole la mejilla, mientras le secaba una lágrima.


—No molestas.


Silencio. El no la miró, pero se acostó a su lado.


—Era Marcos. – empezó a decir.


—No tenes que contarme, Paula. – le dijo tapándose la cara con los brazos.


—Si, porque te va a interesar.


Se sacó los brazos y la miró curioso, frunciendo el ceño. 


Realmente era guapo, pensó.


—Mar salía con Coty, y ellos habían cortado un tiempo antes que nosotros, por celos.


—Me acuerdo.


—Bueno, resulta que ella se quedó enojada, y buscó a Rebeca para… vengarse. Para hacerme mal.


—No entiendo. – dijo él sentándose.


—Fue Coty la que le dijo a Flor que vos y Rebeca habían estado juntos. Se lo dijo una noche, en una fiesta, sabiendo
que mi amiga no iba a tardar ni un minuto en contarme. Apenas me enteré, te llamé por Skype, y la ví. Vi que había
un hombre con ella y cerré todo pensando que eras vos. No podía verte la cara. Fue muy fuerte.


—Coty? Pensé que eran amigas ustedes dos.


—Yo también. Pero cuando Mar se peleó con ella y le dijo que estaba enam…(se frenó en seco) que sentía cosas por mí, todo se fue a la mierda.


El levantó la mirada rápidamente.


No podía ser tan ingenua de pensar que a él se le pasaría por alto lo que ella casi había dicho. Si antes había
reaccionado mal porque la había llamado, esto iba a ponerse difícil.


—Está enamorado de vos? – le preguntó clavándole la mirada.


—Ehm… si. – le dijo tratando de mirarlo lo menos posible.


—Y vos?


—Y yo estoy enamorada de vos. – le dijo mirándolo esta vez.


—Pero sentís cosas por él? Porque hasta donde yo sabía eran nada más amigos, a vos no te interesaba de otra
forma, y cuando te vuelvo a ver, estas a los besos…por todos lados juntos, viviendo en su departamento… Necesito
que me digas como son las cosas.


Vale tomó aire. Ahora le tocaba a ella dar las explicaciones.


—Me mudé con él porque tenía miedo de cruzarme con vos en mi edificio, como esas dos veces… Y necesitaba distancia de todo, un hombro amigo. En algún momento, esa amistad empezó a confundirse con algo más, y si, … me pasan, me pasaron cosas…


—Te pasaron o te pasan?


—Es mi amigo, lo quiero. Mucho. Pero te amo a vos, Pedro. – le dijo tomándole una mano.


—No me estás contestando.


—Me pasaron cosas, me sentí atraída. Fue algo que duró, 5 minutos, capaz menos. Puramente físico. – Tan pronto lo dijo, se dio cuenta de que había sido un error.


Cerró los ojos por un momento, mientras se daba cuenta de que Pedro no solo le había soltado la mano, si no que se había levantado de la cama.


Seguramente se estaba imaginando toda clase de cosas, que por supuesto, no habían sucedido.


—Esperá Pedro, no. Eso se puede interpretar de muchas formas, y la verdad es que no…


—No quiero que me cuentes, Paula. – le hizo señas con la mano, tapándose los oídos. – De verdad, no quiero escuchar.


—Nunca llegamos a… yo seguía enganchada con vos... Pasaron cosas, pero no… – Mientras hablaba podía ver con
Pedro iba abriendo más los ojos, así que tuvo que resumir. —Nunca me acosté con él.


Silencio. El tenía la mirada perdida.


Sus fosas nasales levemente dilatadas.


Estaba pensando en lo que ella le había dicho.



****

Se sentía como si estuviera a punto de enfermarse. No podía, ni quería imaginarse a Paula con su amigo. Había
supuesto que tal vez, por despecho se había acercado a él, y había sido cosa de un par de besos. Se daba cuenta de
que Marcos estaba muerto por ella, pero ahora saber que ella tenía sentimientos por él también, hacía que su estomago diera vueltas. Le hubiera gustado escaparse de su cuerpo por un minuto, así no tenía que escuchar ni ver, todas esas imágenes que formaba su mente.


Esos meses había podido hacerse a la idea de que ella besara a otros. Le dolía horrores, pero después de verlos
en tantas revistas y programas de chimentos, había quedado anestesiado.


Pero que se pudiera, quizá, enamorar de otro… esas eran palabras mayores.



****


—Te lo juro, nunca. – le dijo esperado que la mirara, o le dijera algo.


—Te creo. – suspiró. —No quiero hablar más de esto. Te parece que cenemos afuera?


Le llamó la atención el cambio de tema repentino, pero la verdad es que ella tampoco tenía ganas de seguir hablando de eso. Asintió, y se cambiaron para salir.


Solo tenía la ropa con que había venido, así que estaba demasiado informal para un restaurante londinense.


—Tendrías que traerte las cosas a casa, no tiene sentido que pagues hotel. Me gustaría que te quedaras conmigo.


Y volvía a usar ese tono tan persuasivo, tan suyo. Era imposible decirle que no.


Comieron en un local de comida rápida que tenía mesas afuera. Después de todo era verano, y el clima se
prestaba para eso.


La charla fluida, había logrado quitar un poco la incomodidad por los temas hablados anteriormente, y ahora parecía que todo quería volver a la normalidad.


—Me quiero quedar en Londres hasta la semana que viene. Tengo una reunión el martes, y ya que estoy, es mejor que hacer una videoconferencia. Vas a tener muchos problemas si te quedas un par de días?


Paula calculó que un par de días no le afectarían en mucho. 


En la productora estaba todo cubierto, y en la facultad, le
darían el tiempo que necesitara, ya que sabían que era una buena alumna, con un promedio excelente.


—Puedo quedarme unos días más, supongo. – le dijo sonriendo.


—Mañana hay un evento en la casa de mi mamá. Me gustaría que vayamos juntos. – le dijo tímidamente.


Paula sonrió.


—Me encantaría. – Y acercándose más, lo besó.


Ese era uno de esos momentos, en que todo era ideal. El contexto era soñado. En las calles de Londres, una
noche de verano a la luz de la luna, besando al amor de su vida, que por cierto, era uno de los hombres más lindos que había visto. Un modelo exitoso y reconocido, que siempre
parecía sacado de las páginas de alguna revista europea.


Esta era otra foto mental, que junto con la del puente de la isla, se quedarían grabadas en su memoria para siempre.





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