Cuando por fin llegó, era de noche, así que después de escribirle a todos los que conocía que había llegado bien, se
desmoronó en la cama del hotel y se durmió 8 horas seguidas.
Al otro día, había salido cámara en mano a recorrer la ciudad.
La idea era ir a la casa central de la agencia donde Pedro trabajaba, y pedir más datos. Y de ahí, vería a donde iba.
Tenía varios mapas y folletos con los lugares más populares, que no quería dejar de visitar.
Obviamente en la agencia le habían dicho que no podían proporcionarle ningún dato, como se había imaginado, y
volvía a cero.
Se planteó escribirle a Pedro directamente. Y esperar a que él le respondiera, pero no había viajado hasta ahí para arruinar la sorpresa de presentarse sin que él la esperara.
Se dijo que sería su plan B, por si lo demás fracasaba.
Lo que seguía en su plan era hablar con Flor. Y que ella, ya que pertenecía a la agencia, hablara con algún conocido
que pudiera darle la dirección por tener buena onda con ella.
—No, Paula. No quisieron decirme nada. El chico con el que yo salía cuando estaba allá, esta de vacaciones. El me hubiera dado todos los datos que quisiéramos.
—Cómo voy a hacer? Parece como si todo se estuviera dando para que no pueda verlo, Flor.
—Basta Paula. Cruzaste el charco por verlo. No te rindas así de fácil.
Todo el día siguiente, se la había pasado caminando por la ciudad, sacando fotos, pero sobretodo buscándolo. De hecho, había hecho guardia en la puerta de la agencia, pero
él no había ido a trabajar tampoco.
Se estaba quedando sin opciones.
Esa noche se fue a dormir totalmente desanimada. Tendría que esperar a que amaneciera para seguir buscando.
Esa mañana, había mirado por la ventana. Hacía un calor infernal, así que había optado por un vestido liviano, y
unas sandalias. Cámara en mano, se fue nuevamente a caminar.
Pensó a que lugares podía ir.
En los dos días que llevaba, había recorrido casi todos los circuitos turísticos más cercanos a su hotel, y se estaba quedando sin dinero.
Si le hubiera pedido a sus padres…
Pero estaba el pequeño detalle, de que ellos no sabían nada.
Suspiró y se dirigió al Palacio de Buckingham. Con suerte, al menos lograría algunas fotos interesantes para mostrar cuando volviera.
Consideró pagar una entrada, ya que ese día se ofrecían visitas por dentro, pero era eso, o comer a la noche. Así
que se conformó con tomar fotos desde afuera.
De todas maneras, era imponente.
Los guardias vestidos de rojo, con esos uniformes tan tradicionales la emocionaban. Se había pasado toda su
vida leyendo sobre estos lugares, sobre su historia, y ahora estaba ahí.
Hasta las rejas desde donde estaba sacando las fotos, eran importantes por si solas. Negras, con detalles en dorado,
con hermosos dibujos y detalles imitando escudos en la puerta.
Si en su infancia había soñado con príncipes y princesas, ahora era como estar viviendo en sus cuentos. Aquí la
realeza, era algo que se respiraba en el aire. Sin darse cuenta, se había pasado todo el día recorriendo los alrededores.
Quería una foto de cada ángulo.
Estaba empezando a oscurecer, eso significaba que se estaba acabando su penúltimo día en Londres, y todavía no
tenía ningún dato.
No le quedaba otra que escribirle a Pedro.
Esperó al día siguiente.
Se había levantado, y le había dado vueltas a la notebook por horas.
Qué le diría?
***
Estaba mirando por la ventana. Había extrañado la ciudad que lo vio nacer.
Era verano, y se había llenado de turistas. Todos con sus mapas, y celulares sacándole fotos a todo. Hasta los carteles de tránsito. Sonrió.
Hasta eso le recordaba a Paula.
Hacía días que le había enviado el mail, y todavía no había tenido una respuesta.
Bajó la cabeza soltando el aire.
Tampoco esperaba que le respondiera. Ella le había dicho que se había acabado para siempre.
Qué es lo que aun esperaba?
Qué cambiara de opinión?
Si. Por un segundo, solo un segundo, se imaginaba que ella al ver el video podría reconsiderar su decisión y escribirle de vuelta.
Pero a medida que pasaban los días, sus esperanzas, que eran pocas, habían empezado a desaparecer por completo.
Le vibró el celular.
Un mail? Su corazón se frenó por un momento.
****
No había mucho para responder. En un estado de bloqueo absoluto, lo único que había sido capaz de escribir era un
“Hola”. Ni ella se hubiera respondido esa estupidez. Después del video que él le había enviado, su respuesta era,
simplemente patética.
De todas formas, se quedó mirando la pantalla. En menos de 5 minutos, tenía una respuesta.
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